Huesca

OJO AVIZOR

#yosoydelramón, la proclama del orgullo educativo del Instituto Ramón y Cajal

El sábado 24 de abril cumple 70 años de la inauguración por el ministro Ibáñez Martín del edificio actual concebido por Antonio Uceda

Instituto Ramón y Cajal Huesca
Alumnos en el vestíbulo del Instituto Ramón y Cajal de Huesca
S.E.

“YA SÉ que vosotros, pueblo heroico de Huesca, no necesitáis demasiados estímulos para estar en la vanguardia de la espiritualidad y de la mejora del nivel material de España”. Fue el titular de Nueva España de 25 de abril de 1951 del discurso del ministro de Educación Nacional José Ibáñez Martín en la inauguración del nuevo Instituto Nacional de Enseñanza Media Ramón y Cajal, como era preceptivo en los tiempos tras la bendición episcopal. Fue una jornada prolífica, como reflejaba el periódico, y es que también vio la luz definitiva el grupo escolar Ballesteros de la calle de Sancho Ramírez y 104 nuevas escuelas además de 16 viviendas para maestros. Este próximo sábado, día 24, se cumplen 70 años desde el estreno del soberbio edificio concebido por el arquitecto Antonio Uceda.

El IES Ramón y Cajal es el centro de segunda enseñanza más antiguo de Huesca, creado en 1845 tras la supresión de la antigua Universidad Sertoriana por el Plan General de Estudios en el reinado de Isabel II. Hasta los estertores de la década de los sesenta pasada fue el único autorizado a expender el título de bachillerato. El nombre del centro, que heredó las instalaciones del actual Museo de Huesca (de 1938 a 1951 provisionalmente ocupó las aulas de la actual Escuela de Magisterio), fue cambiado en 1934 en reconocimiento a uno de sus más eximios exalumnos, Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina.

Instituto Ramón y Cajal Huesca
Edificio del Instituto Ramón y Cajal de Huesca
Pablo Segura

Del alumnado, en sus registros ilustres como Joaquín Costa, Basilio Paraíso, Ramón Acín, Rafael Salinas, los hermanos Gil Novales, Julio Palacios… Y en el listado expuesto por el instituto profesores muy emblemáticos como Ramón Sans, Félix Lafuente, Cosme Blasco, Samuel Gil, Gabriel Llabrés, Pedro Aguado, Leoncio Gómez, Francisco Cebrián, Blanca González, Eduardo Vázquez, Ramón Martín Blesa, Miguel Dolç (director en la inauguración del edificio), María Dolores Cabré, Joaquín Sánchez Tovar, Ángela Martín…

La labor de acompañamiento de los profesores a los estudiantes revela sus frutos en una expresión vanguardista que expone su actual directora, Amparo Roig, #yosoydelramón. Grafía ultramoderna la del “hashtag” que debió ser una de las pocas predicciones que se le escaparon a don Santiago. Ese sentido de pertenencia, por cierto, es el orgullo que ha ligado estas líneas: alumnos agradecidos por la orientación para la vida perfilada por su centro, como las firmantes de los testimonios aledaños a este cuerpo informativo.

Instituto Ramón y Cajal de Huesca
Salón de actos del Instituto Ramón y Cajal de Huesca
S.E.

En constante crecimiento

El Instituto Ramón y Cajal ha crecido incesantemente desde su creación. Ciñéndonos al momento actual, sus aulas reciben diariamente a 890 alumnos. Quedan en manos, desde el inicio del curso, de un profesorado que bebe de una cultura de la organización inspirada en el compromiso y la pasión educativa. En total un centenar de docentes que van más allá del sentido del deber. Se percibe en las propias actividades extraescolares y en el desarrollo de las vocaciones humanísticas, literarias (ahora mismo, en un concurso), científicas, matemáticas y sociales, con sonadas acciones solidarias.

Con la contribución apreciable de los 15 profesionales no docentes, el Ramón y Cajal rezuma vida desde las 8 de la mañana hasta las 22 horas, con un descanso de 15 a 16 para limpieza, en esta época de coronavirus incluso más estricta si cabe.

En las instalaciones del instituto, se imparten las asignaturas de la ESO y del Bachillerato en todas sus disciplinas: humanidades y ciencias sociales, tecnológico, artístico, musical y nocturno (también para ciencias, humanidades y artes). De los 890 estudiantes, aproximadamente 150 cursan Formación Profesional: administración y gestión, sonido (grado medio de videodj y grado superior). La denominación de esta última rama queda corta para explicar que se instruyen en fotografía, sonido e imagen, además con buenas salidas profesionales en medios de comunicación y empresas.

Instituto Ramón y Cajal de Huesca
Vestíbulo del Instituto Ramón y Cajal de Huesca, coronado en el descansillo de las escaleras por el premio Nobel.
S.E.

Amparo Roig, que ejerce de docente en el centro desde 2002 con un breve paréntesis y dirige desde 2017 tras pasar por distintos perfiles profesionales, asume la responsabilidad de gestionar un “instituto con mucha historia. No es sólo lo que se ve, o el patrimonio que supone haber tenido profesores tan reconocidos, es que tenemos una cultura que nos lleva a unas dinámicas y una distribución de los espacios muy familiar. Esa es la atmósfera que buscamos”.

La directora y el equipo directivo que la arropa está en permanente búsqueda de soluciones, en unos casos para incorporar estudios, en otros para ampliar las dependencias, en todos para interrelacionarse con la sociedad a la que sirve. En ciernes el programa BRIT bilingüe y el programa de simultaneidad con el Conservatorio. En una especie de milagro de multiplicación de los metros cuadrados, se planifica la ampliación encima del pabellón, en la zona del pasillo hacia Felipe Coscolla, para tres aulas más y para la recuperación de la biblioteca y la sala de reuniones del claustro que, por las necesidades de distancia de la covid, han tenido que ser utilizadas para la actividad docente. Paralelamente, la ilusión de Amparo Roig consiste en estirar la oferta de la Formación Profesional.

Instituto Ramón y Cajal de Huesca
Actividad al aire libre del Instituto Ramón y Cajal de Huesca
S.E.

Dentro de estas paredes del edificio racionalista, la figura que siempre está presente es la del alumno que puso en el instituto las bases de su formación y de su desarrollo. Santiago Ramón y Cajal está en el busto que preside las escaleras del amplio vestíbulo de entrada, en paneles explicativos de su figura, en la obra de arte de Luis Toro y también en la programación educativa. Su eximia trayectoria es estudiada desde la ESO y cada año surgen iniciativas y la recurrente visita a su casa natal de Ayerbe.

Es ley de vida ser agradecidos, como esta unidad de destino real entre profesores y alumnos que se reconocen en su identidad. Aquellos que, en 70 años desde aquel 24 de abril de 1951 de solemnidades, han dejado su huella y su espíritu en estos amplios pasillos, en el salón de actos del que se apoderan los millones y millones de sabias palabras que en él se han pronunciado, en las aulas en las que se ha procurado esa magia de la enseñanza, ese sagrado deber de la educación, esa transmisión de saberes y de valores que son los cimientos del progreso. Felicidades a los legitimados para proclamar, en voz alta y serena, #yosoydelramón

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Josefina García Gainza, Josefina Vallés, don Marceliano, Monserrat Ortiz Jové, Santiago Rodríguez, Ángela Martín Casabiel y Lali Sánchez Dueñas, una generación de admirados profesores incorporados al centro en los sesenta. La imagen es de 1962 en el Monrepós.
S.E.

Unos años inolvidables

Instituto Ramón y Cajal de Huesca
Interpretación de la obra teatral Mi Adorado Juan de Miguel Mihura por los alumnos de Preu 1962-63.
S.E.

Por María Paz Gimeno Vallés (Preu 1962-63)

Escenificábamos poesías, “Margarita”, “Abenamar”. Clases de Música y labores, Goyita me enseñó a bordar mucho y bien. En Gimnasia lo pasaba muy mal porque nunca conseguí hacer “el pino”. Aprendimos Latín y “Responsabilidad” con Orosia Campos, Francés y “Educación” con D. Eduardo Vázquez … y Matemáticas con La señorita Dona: “definir bien los conceptos y hacer las demostraciones”. En Bachiller Superior éramos un grupo muy reducido. Con profesores excelentes, tuvimos opción de hacer prácticas de Física y Química con D. Ramón Martín Blesa, quien además de impartir su asignatura, en todas las clases los últimos minutos los dedicaba a comentar temas de actualidad. Nos llevó a visitar las fábricas de Sabiñánigo. Con D. Luis Lafarga teníamos las clases en el laboratorio de Ciencias Naturales, hacíamos prácticas de Cristalografía, Mineralogía, Biología (Identificación de plantas y animales, Anatomía). En quinto, junto con cursos superiores, participamos en la obra de teatro Antígona de Sófocles, que dirigió María Dolores Cabré. En “Preu” con Angelita Martín Casabiel en el Teatro Principal escenificamos Mi adorado Juan de Miura y D. Eduardo nos llevó a París.

Así lo viví... así lo sentí

Instituto Ramón y Cajal de Huesca
Intérpretes de sexto de Bachillerato de la obra Un Día en la Gloria de Víctor Ruiz Iriarte
S.E.

Por María Pilar Auserón Monclús (Preu 1964-65)

Hace más de 60 años que fui al Ramón y Cajal y todavía sonrío cuando lo evoco. Las clases grandes, para 50 o 60 alumnos/as, mesas individuales, negras y una tarima elevada con la mesa para el profesor/a. Teníamos uno para cada asignatura y todos inspiraban mucho respeto. Clases de 1 hora, timbre y siguiente profesor…, exámenes y notas cada mes. Pronto vimos que aquellos profesores eran humanos: El de Lengua, D. Gabin, venía de Zaragoza. Hacíamos comentario de texto, del cuento “Cuchifritín y Matonkiki”. Cómo disfrutábamos, éramos como sus nietas. Y qué decir de D. Virgilio, se camuflaba detrás de su novela del oeste y se enteraba de todo. Salí a decir comarcas y ciudades de Santander, en vez de Torrelavega, dije Torrelavieja. Levanta la cabeza, me mira serio y dice “¿No será Torrelajoven?”. ¿Y D. León?, en una hora semanal, nos explicaba sobre los últimos descubrimientos científicos. Nos hizo ver claro el átomo y sus componentes. Era 28 de abril, él creía que no le hacíamos mucho caso y dice: “¿A qué no os acordáis al año que viene, el 28 de abril, de que hace un año estábamos en clase? Cada 28 de abril, todavía me acuerdo de D. León. En 3º, teníamos en Matemáticas a una profesora, a la que recordamos todos los mayores de Huesca: D.ª Donaciana Cano (la Dona). ¡Qué broncas, qué miedo…! El enfado era mayúsculo, sólo por hacer el 0 más pequeño que las otras cifras. Pero con el paso de los años, sonreímos al recordarla (no nos generó ningún trauma).

Acceso al cielo del saber: Bachiller superior y Preu

Instituto Ramón y Cajal de Huesca
Representación de Un Día en la Gloria de Víctor Ruiz Iriarte por los alumnos de Preu 1967-68.
S.E.

Por María Asun Gimeno Vallés (Preu 1967-68)

D. Joaquín Sánchez Tovar “Tete”: Anillo, corbata y calcetines del mismo color. Contaba los amoríos de los reyes, a la vez que vigilaba los nuestros, reales o imaginarios. D. Marceliano en Filosofía: Aprendimos a escuchar, a pensar, a reflexionar, a debatir. Dividía la clase en dos grupos y encargaba preparar un debate un grupo a favor y el otro en contra. Con él de moderador, debatimos sobre “la pena de muerte”, “las religiones”… D. Angelita Martín “La Gata”: Aprendimos a escribir, a hablar en público, a trabajar en equipo, a resolver conflictos, a vivir . Los lunes: Un alumno en la mesa del profesor daba una conferencia, luego debate. Se grababa en un magnetofón de bobina grande y allí estaba para aprender, para corregir. Así “El amor romántico”, “Los curas, de sotana a cleriman”… Hicimos con ella teatro en 5º, 6º y Preu, El mancebo que casó con mujer brava de A. Casona, Juego de niños y Un día en la gloria de Víctor Ruiz Iriarte. D. Eduardo Fernández: Aprendimos francés con canciones de Georges Brassens y Jacques Brel. El profesor Solans: Era de Latín, Pero nos llevaba a todos, alumnos de ciencias y letras a ver las estrellas a Loreto. En abril del 68 fuimos a París. El uno de mayo volvíamos a Huesca, asombrados e ignorantes de lo que estaba ocurriendo.