Huesca

ENTREVISTA

José Pablo Manau: “Con toda la calidad que tenemos, nuestros ríos están infrautilizados”

Ha ejercido cuarenta años como maestro y ha desarrollado una ímproba labor por la pesca

Manau, disfrutando de una jornada de pesca en plena naturaleza.
Manau, disfrutando de una jornada de pesca en plena naturaleza.
S.E.

José Pablo Manau Terrén (Huesca, 30 de junio de 1949) tiene múltiples facetas y todas las ha desarrollado con el objetivo de contribuir a avanzar y de hacer amigos, y lo ha logrado en sus 40 años como maestro y en toda la vida como pescador deportivo, seleccionador y encabezando la Delegación Provincial de la Federación Aragonesa de Pesca y Casting (FAPyC), entre otros cargos. Muchos hitos resaltan en su currículum, jalonado de reconocimientos, entre ellos haber dirigido la organización del mejor mundial de pesca de salmónidos mosca que se recuerda, el XXIII, celebrado en el Alto Aragón.

Este oscense, nacido en la calle Las Cortes, se inclinaba por la Medicina, pero un “oportuno suspenso” le ganó para el magisterio del que ha “disfrutado” durante cuarenta años. “Me encantaba, me ha llenado y estoy orgulloso. Nunca he tenido ningún problema y siempre he procurado que en mis clases los chicos estuvieran felices y llevarme bien con todos”, resume. Empezó a ejercer en 1971 en Robres, Bierge y en varios centros de Huesca en comisión de servicios como profesor de Educación Física. Su primer destino definitivo con esa especialidad, y también impartiendo Ciencias Naturales, Sociales y Matemáticas, fue Monzón, donde ejerció 12 años -periodo que incluyó cursos en el Juan XXIII de Huesca-, primero en el Joaquín Costa y después inauguró el colegio Aragón.

“Hicimos una gran labor en atletismo, que era lo que se podía hacer”

En este último centro, “junto con mi compañero, hicimos una gran labor sobre todo en atletismo, que era lo que se podía hacer entonces, correr alrededor del centro por la zona industrial”, y lograron premios provinciales y de Aragón. A la cantera de deportistas de Monzón contribuyó empezando el trabajo en salto de altura con Mónica Calvo, que fue campeona de España, y recuerda al padre de Cristina Espejo, al que inició en el atletismo y fue “un gran corredor de fondo”, con continuidad en su hija. En el colegio Juan XXIII obtuvo en 1975 y 1976 el Premio Nacional de Educación Física del Consejo Superior de Deportes. “Hacíamos gimnasia en el patio de recreo y exhibiciones cada trimestre, algo muy novedoso”, recuerda.

De Monzón volvió definitivamente al Juan XXIII, donde ha pasado los 26 últimos años de ejercicio impartiendo Matemáticas -su gran pasión-, Ciencias Naturales y Dibujo, y donde ha ocupado la Jefatura de Estudios. Sobre sus éxitos docentes dice que tuvo muy buenos profesores y cita a Ramón Solinís.

Una de sus pasiones, además de la fotografía, ha sido el baloncesto. Jugó como alero en la Peña Los 30 y en el equipo que tuvo la S.D. Huesca y llegó hasta 2.ª división, pero las lesiones le apartaron del juego, aunque no de este deporte, en el que siguió involucrado como árbitro en categoría nacional. Se sacó el título de entrenador regional, aunque no lo puso en práctica.

Pero su gran afición, unida a su amor por la naturaleza, ha sido la pesca. Desde los 8 años tiene una caña entre la manos, tras iniciarse con Fernando Galán y seguir con Luis Urcia. Entró en Pescadores del Pirineo, vivero de técnicos y presidentes de la federación, club desde el que fue subcampeón de Aragón de Pesca a Mosca y participó en campeonatos de España representando a Huesca.

Como directivo, entre 1992 y 2005 ha sido delegado provincial de la Federación Aragonesa de Pesca y Casting en Huesca, puesto desde el que ha podido desarrollar una gran labor por este deporte. Manau valora principalmente el gran equipo que formó con Ramón Santiago, Carlos Montañés y Ángel Cetina, que consiguió “elevar la pesca” a través de la difusión del deporte. “Le dimos un auge importante, cada semana había noticias sobre los deportistas y eso fue un aliciente que hoy continúa”, expresa.

“No se ha sabido explotar el boom del mundial”

Con el título de Técnico Nacional de la FEPyC, fue nombrado presidente del Comité Nacional de Salmónidos, y ejerció de seleccionador y capitán del equipo español durante ocho mundiales, entre 1997 y 2004, salvo el del 2003, celebrado en el Alto Gállego y la Jacetania, para el que la federación internacional le nombró responsable técnico, y que fue un hito todavía no superado por su calidad excepcional. Se pensó entonces que iba a suponer el despegue definitivo de este deporte para la provincia, “pero las autoridades se durmieron en los laureles y no han terminado de saber explotar ese boom”, comenta Manau. “Sí se ha conseguido que, aun teniendo casi todo el Pirineo sin depurar -alguna vez imagino cómo será cuando se complete esa labor-, tengamos cantidad y calidad de trucha en nuestros ríos, pero no se ha logrado que sea un recurso socioeconómico importante sobre todo para el Pirineo. Las visitas de aficionados están cayendo en los últimos 20 años. Con toda la calidad que tenemos, nuestros ríos están infrautilizados”, lamenta.

“Alguna vez imagino cómo será cuando esté todo depurado”

La labor desarrollada con la juventud ha sido otro hito en la carrera de Manau. Comenzó el trabajo con las escuelas de Valdabra y la que organizó la delegación de Salmónidos, con alumnos a partir de 10 años. Tan impresionante fue la labor, a la que se fueron sumando otras comunidades autónomas, que a petición de la Federación Internacional de Pesca a Mosca (FIPS) expuso en su congreso en Lucarno (Suiza) el modelo de España con la pesca a mosca juventud.

Así, en el año 2004 España acude por primera vez al Mundial de Salmónidos Mosca Juventud celebrado en Noruega y Manau fue su capitán y seleccionador; obtuvo dos medallas de bronce en campeonatos mundiales. Una vez jubilado, no ha dejado ese vínculo federativo y es vicepresidente de la FAPyC para relaciones institucionales.

Ha tenido siempre a su lado en este camino a su esposa, María Isabel, y a sus hijos, José Ignacio -con quien va mucho a pescar- y Cristina, y ahora su nieto Miguel está a punto de seguir los pasos del abuelo. La anécdota que más cuenta es cuando se percató de cómo una culebra se acercaba por una rama al río hasta saltar sobre una trucha que tras un forcejeo logró sacar del agua. “Tuvo mala suerte porque le pisé la cola, abrió la boca y yo me llevé la trucha”. También ha exprimido la vida que le ha dado, en este caso sí aportando su esfuerzo y saber, muchos éxitos y muchos amigos que es lo que siempre le ha importado.