URBANISMO
Las mejoras en la ciudad de Huesca gustan, pero no satisfacen a los vecinos
El carril bici, iluminación y aceras siguen estando en la cuenta pendiente del Consistorio
Los que regresen de vacaciones en los próximos días quizás encuentren la ciudad algo cambiada. Ha sido obra de la Operación Asfalto, el plan llevado a cabo por el Ayuntamiento de Huesca que en apenas 15 días ha actuado sobre 26.800 metros cuadrados del firme de diez zonas de capital. La reforma ha supuesto una inversión de 475.000 euros y un cambio para el camino de las Cruces, la plaza Santa Clara, la calle Capuchinas, San Ciprián, la Travesía Ballesteros y la ronda Montearagón, entre otras vías, que ofrecen una imagen renovada. Esta era la intención del consistorio, “asegurar el mantenimiento de las vías de la ciudad y la seguridad de todos los vecinos”, valoraron en un comunicado. Aunque no ha convencido a todos.
En el barrio de San Lorenzo atestiguan que “ya era hora” y que se den prisa, que “aún quedan huecos por tapar”. De todas maneras, ha sido “mejor que otras veces”, la calle Teruel y la plaza Santa Clara “parecen otras” y “por fin han cambiado los contenedores”, confirma Cristina Betrán, representante de la asociación de vecinos. Con todo, “deberían mejorar la iluminación de las farolas, la limpieza y tener cuidado con el botellón”.
A unas pocas calles, en Santo Domingo y San Martín han actuado sobre la Alameda, el Trasmuro, la entrada de la avenida de los Danzantes, la confluencia con la calle Lanuza y la entrada a Ballesteros, desde hace tiempo lastrada por los baches. Todo está quedando “bastante bien” y “estamos estrenando pasos de cebra”, celebra el representante de la entidad vecinal de este barrio, Antonio Tuda, que no se olvida de la reivindicación histórica de la plaza San Voto y San Félix. “Constructores y Ayuntamiento tienen que ponerse de acuerdo para reedificar en esos solares”, demanda.
En el Perpetuo Socorro el consistorio ha mejorado las zonas de la Magantina y Miguel Fleta. Esta última no se asfaltó correctamente en 2018, dejando mucha gravilla que impedía el tránsito, apunta la presidenta de la Asociación de Vecinos, Puri Broto. Además, la plaza Federico Mayo no se ha urbanizado y la plaza Gibraltrar requiere un trazado urbano “más moderno”, subraya, haciendo hincapié en el necesario un cambio de árboles, de iluminación y de las aceras del barrio.
Para el distrito de María Auxiliadora poco ha cambiado. La calle Capuchinas es de las pocas que ha sido asfaltada. “La ampliación de las farolas no se ha producido, el mobiliario urbano no se ha cambiado y no han llegado nuevos aparcamientos”, recuerda Javier Moreno, representante del barrio y de las asociaciones vecinales. Insta al Ayuntamiento a abrir el centro social de personas mayores lo antes posible y a ofrecer actividades a todos los que conviven allí.
Los vecinos del barrio de Santiago se reunieron el pasado miércoles con el alcalde para tratar la gran reclamación de la comunidad, la fuente de la plaza circular. “Nos han dicho que lo pasarán a Urbanismo y al Consejo Ciudadano, pero llevamos muchos años y no confiamos mucho en el Ayuntamiento. Si un concejal quiere, se arregla, que nos han asegurado que vale 60.000 euros”, asiente por la entidad vecinal Maribel Abril. El próximo 2 de agosto, si no ha cambiado la situación, volverán al Consistorio.
Unos pasos más abajo, mientras prosiguen las obras de la residencia de mayores en Textil Bretón, el barrio San José no consigue atajar sus necesidades sustanciales. “El carril bici no llega, tampoco las plazas de aparcamiento para minusválidos, y, sobre todo, no se ha puesto solución a los ruidos del alcantarillado de Martínez de Velasco y Juan XXIII”, lamenta Julia, voz de los vecinos. De momento, las actividades de yoga y de pintura del Matadero se han detenido, pero tienen “muchas ganas de recuperarlas”, valoran.
En La Encarnación, la Operación Asfalto no ha llegado, “y buena falta hace”, afirma Isaac, “porque las aceras y pasos de cebra necesitan un repaso general a conciencia”. Otro de los puntos es el mantenimiento, ya que el barrio cuenta con diversas zonas verdes y “podrían mejorarse”.
Finalmente, en el corazón de la ciudad, el Casco Antiguo reivindica un testado de conservación de los inmuebles. “Por encima de todo, peleamos por el cuidado de los bienes del conjunto histórico-artístico y la paralización del aumento progresivo de solares”, apunta Rosa Abadía desde la Osce Viella. No conciben un proyecto en el que se confíe todo a la demolición y trasladan el deber de mantenimiento tanto al Ayuntamiento como a propios propietarios y vecinos.
