Huesca

crisis del coronavirus

Bodas, bautizos y comuniones se aplazan hasta septiembre por el aforo

El sector piensa ya en los congresos y reuniones de empresas para el próximo otoño, y los hosteleros reiteran que "prestan un buen servicio"

Los jardines del Hotel Abba preparados para un evento
Los jardines del Hotel Abba preparados para un evento
S. E.

“Quien siembra vientos recoge tempestades”, estarán pensando los hosteleros, que vivirán un mes de agosto aciago debido al crecimiento de los contagios de covid-19. Las reservas de los grandes eventos como bodas, bautizos y comuniones, o reuniones de empresa y congresos han caído en picado durante las últimas semanas. En parte, se debe a la imposibilidad de dar servicio a importantes aglomeraciones, ya que el Gobierno de Aragón redujo al 50% los aforos en el interior de los salones y únicamente puede haber seis comensales por mesa. El toque de queda o el pasaporte covid para entrar a los establecimientos se han convertido en amenazas por las que la hostelería quiere dar un golpe encima de la mesa.

“Sin duda somos los más perjudicados hoy en día, no se dan contagios dentro pero buscan a los paganos de algo que ellos creen y no es cierto”, lamenta Rafael Abadía, gerente del restaurante Las Torres situado en María Auxiliadora. Este establecimiento cuenta con dos salas en las que se pueden reunir alrededor de 50 o 60 comensales, ha reducido al límite las mesas para cumplir con las normas sanitarias y, a pesar de ello, han conseguido dar “unos servicios muy buenos”, subraya el gerente de un restaurante, en el que se siguen todos los protocolos en cocina, servicio y mesas porque “si no lo haces, no quedas satisfecho”, asiente.

Para Las Torres este último año y medio ha sido una “montaña rusa”, la confusión en la aplicación de las restricciones y las numerosas cancelaciones les han lastrado, pero sus clientes van comprendiendo la situación, ahora reservan con antelación y les prestan el “máximo apoyo”, remarca Rafael. Él mismo anima a las parejas a dar el paso y a aquellos que quieran celebrar comuniones y aniversarios porque “no hay por qué demorarlo”, y ellos les “ayudarán en todo lo que puedan”, advierte.

El jefe de cocina de la Venta del Sotón atiende al Diario del AltoAragón en plena ebullición del primer turno de comidas. Han equipado los tres salones de banquetes con filtros EPA y medidores de CO2 para filtrar el aire, el amplio espacio y las puertas correderas permiten la separación entre mesas y todo el personal sigue los protocolos anticovid que recibieron en la formación inicial.

“Hemos atendido comuniones de núcleos familiares y celebraciones de 20 o 30 comensales, pero siempre en pequeños grupos reducidos. Saben que no pueden levantarse, que el aperitivo tiene que ser individual por mesa y por el momento el comportamiento ha sido intachable”, asegura Eduardo Salanova de su clientela, que está muy concienciada, pero por el momento todos sus grandes eventos están aplazados hasta septiembre.

De igual manera en el Lillas Pastia o en el Castillo San Luis, a cuyo propietario, el presidente de la Asociación provincial de Hosteleros de Huesca, Carmelo Bosque, no le queda otra que “convivir con esta normativa y esperar a que la situación se normalice”, valora. Mira ya a la temporada otoñal enfocada a los eventos y congresos de empresas, porque cree que las bodas de 300 personas “no se verán hasta 2022”, confía.

Los usuarios mantienen sus compromisos con la idea de seguir viviendo un día de emociones y diversión y Carmelo subraya que deben ser los salones quienes “normalicen la situación” y proporcionen “una gran velada”. La situación es tan cambiante que comprenden las dudas de los clientes y con la normativa en la mano “se puede hacer lo que se puede hacer”, añade Carmelo, por lo que demandan al menos mesas de 12 o 14 comensales y que el horario se prolongue hasta las 1:00 horas, mientras permanecen expectantes a la espera de conocer qué ocurrirá con el pasaporte covid.

Los hosteleros coinciden en que "no pueden actuar como vigilantes"

Los hosteleros muestran su indiferencia ante la posibilidad de que el Ejecutivo autonómico haga obligatorio el uso del pasaporte covid en los establecimientos de hostelería de la comunidad como medida que “incentive” a la población a vacunarse contra el coronavirus. Y es que, esta es una medida que ya está vigente en varios países de Europa, entre ellos Portugal, Austria o Bélgica.

Desde el establecimiento Las Torres, su gerente no cree que “sea una medida positiva”, ya que perjudica directamente al sector y “hará que la afluencia de gente se reduzca considerablemente”.

Por su parte, el jefe de cocina de la Venta del Sotón opina que es un tema con “muchas aristas” pero, con las tecnologías que existen actualmente, “puede funcionar, aunque es pronto para conocer la respuesta de la gente”.

En este sentido, ambos coinciden en la idea de que la hostelería “no puede actuar como vigilante sanitario”, más aún con la inversión que han realizado para adaptarse. Finalmente, el presidente de la Asociación provincial de Hosteleros de Huesca, no cree que el Gobierno esté pensando en el sector. “Si quieren actuar pedagógicamente, que apunten directamente a aquellos que no quieren vacunarse. Nuestra labor no es de custodia, es de servicio”, concluye Carmelo Bosque. l