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Cáritas pide que los trámites del IMV se adapten a los más pobres

A la entidad no le sorprende que solo lo reciba el 15,2 % de las familias sin recursos

Cáritas Sabiñánigo entrega casi 25.000 kilos de alimentos este año
Imagen de archivo de Cáritas Sabiñánigo en la entrega de casi 25.000 kilos de alimentos este año
M.P.

Cáritas Diocesana de Huesca ha reclamado que los trámites para pedir el Ingreso Mínimo Vital (IMV) se adapten a las personas, y más en tiempos de pandemia. “Tiene que ser una prestación que si está vocacionada para llegar a los más pobres tiene que estar pensada y administrada para ser más accesible para ellos”.

Así lo ha puesto de manifiesto Jaime Esparrach, secretario general de Cáritas Diocesana de Huesca, a quien no le sorprenden los datos hechos públicos este jueves por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que reflejan que sólo un 15,2 % de las familias situadas bajo el umbral de la pobreza en Aragón perciben el IMV. “Tras el cambio inicial, que fue el de las personas que pasaron de lo que era la prestación por hijo a cargo al IMV, lo que resultó muy fácil y rápido, los tramitaciones posteriores de todas las solicitudes han sido lentas y en muchos casos han supuesto denegaciones”, ha advertido.

Por ello, ha valorado que calcular que a casi un 85 % de los solicitantes no se le ha concedido este ingreso “es sorprendente de primeras pero cuando ves las dificultades, las mismas restricciones que tiene esta prestación para poder acceder a ella y las complicaciones técnicas y documentales que supone, esto hace que las familias en peor situación no puedan conseguirla”. Y ha añadido que, hay personas que puede optar a esta ayuda pero “aquellas realidades que se quedan en el margen lo tienen muy difícil para conseguirla”. Se ha referido así a que el IMV hay que solicitarlo telemáticamente “y aunque hay herramientas y entidades que colaboran para su tramitación resulta muy complicado. El nivel de exigencia de documentación y demostración de algunos factores también es complejo”.

Además, hay otros demandantes en riesgo de máxima exclusión que no están contempladas, como las personas sin hogar, “que no tienen una ubicación fija ni un espacio en el que vivir y por tanto quedan fuera del IMV”.

Estas trabas hacen que muchas personas acudan a entidades sociales como Cáritas Huesca, que cada año atiende a unas 2.000 personas en demandas de primera necesidad, cada una con una familia asociada, por lo que estos apoyos se extienden a unos 5.000 beneficiarios. “Estamos en una realidad desgraciadamente estable, la de las personas que denominamos en grave exclusión”, ha concluido.