Huesca

OJO AVIZOR

La Abueleta y el Payaso, emblema del barrio de Santo Domingo y San Martín

Son queridos en toda la ciudad y pocos son los niños de Huesca que no han acudido en alguna ocasión a disfrutar de un rato de diversión

Son los disfrutan corriendo delante de los cabezudos y esquivando su vara.
Son los disfrutan corriendo delante de los cabezudos y esquivando su vara.
D.A.

Si todo hubiera ido bien, hoy, tras descolgar el cartel de las fiestas del barrio de Santo Domingo y San Martín, tocaría dejar atrás nueve días de intensa actividad compartidos con “los de siempre”, rememorar los buenos momentos y también valorar cómo han salido las cosas para empezar a pensar en las fiestas de 2022. Pero, como en tantas otras citas de este año, la pandemia ha marcado las pautas y tan solo se han podido celebrar unos pocos actos -en formato mucho más tranquilo- y por suerte, los cabezudos no se han quedado en casa confinados como en 2020. Las fiestas de San Martín son para muchos como “un segundo San Lorenzo”, y los vecinos del barrio, y otros tantos asiduos, las viven con gran entusiasmo e intensidad. Y si en agosto los danzantes son sus figuras más significativas, ahora, en noviembre, la Abueleta y el Payaso son sus grandes protagonistas, dos personajes tan temidos como queridos, especialmente por los pequeños.

Ellos han salido a la calle estos días, concretamente han visitado los colegios del barrio y el viernes acudieron a la entrega de los premios del concurso de dibujo, y han podido reencontrarse con los niños y disfrutar con su particular “pilla, pilla” una rutina a la llevan dedicados desde 1959 cuando salieron por primera vez a recorrer las calles del barrio.

Desde entonces, han sido varias las generaciones que han corrido delante de ellos, intentando que no los cogieran y así evitar llevarse un golpe con la vara, soltando gritos y liberando adrenalina, y sobre todo disfrutando de esos momentos que han marcado su niñez.

En la actualidad, las figuras que recorren las calles del barrio son la segunda generación, reemplazaron a las originales en 1995, pero ya se está buscando poder sustituirlas por unas nuevas que estén elaboradas con un material más resistente.

Carlos Mored y Lorenzo Inglán, dos de las personas que en la actualidad están más vinculadas a estos personajes, nos han contado detalles de ambos, han desgranado algunas anécdotas y han rememorado recuerdos de su infancia.

Los momentos vividos

Carlos, es contundente al afirmar que “el Payaso y la Abueleta son la seña de identidad de estas fiestas”. Vecino del barrio “de toda la vida”, formó parte de la comisión de fiestas “desde mediados los 80 y gran parte de los 90”. Después pasó a ser el responsable de hacerles los arreglos para que cada año luzcan con su mejor aspecto. “Estudié Bellas Artes, así que conozco las técnicas para reparar los desperfectos que se originan por los golpes, caídas o simplemente por desgaste”.

Semanas antes del inicio de las fiestas saca las pinturas y los pinceles y, con tanta paciencia como cariño y dedicación, procura que recuperen su mejor imagen para que luzcan su mejor cara. “Para mi es muy emotivo poder devolverles la vida a estos símbolos y con ello que otros niños disfruten de la misma alegría que yo sentí”, apostilla.

De su infancia recuerda que “siempre se guardaban en la parte de arriba de casa Barbereta” y sin duda se queda con un momento muy especial, “un año yo estaba enfermo, y aprovechando que estaban en la plaza del Justicia, en el patio de casa, mi madre les pidió que subieran y me dieron una sorpresa”.

“Un año yo estaba enfermo, y aprovechando que estaban en la plaza del Justicia, en el patio de casa, mi madre les pidió que subieran y me dieron una sorpresa”

Añora esas carreras huyendo de ellos por las calles barrio. “Se formaba un ‘cabezudódromo’ por el que discurría todo, un eje que iba por la plaza del Justicia y las calles Heredia y Lanuza, a veces llegaba a Sobrarbe, y los cabezudos preparaban emboscadas en la Campana y las Huertas mientras nosotros sentíamos pánico a recibir uno de los ‘palazos’”.

A Lorenzo Inglán la vinculación con las fiestas le viene de familia y podría decirse que casi lo lleva en la sangre. “Yo llevo más de 15 años en la comisión, pero mi padre se ha pasado toda la vida colaborando”, y reseña, “desde niño las he vivido como algo muy cercano”.

Con orgullo afirma que los cabezudos son “el símbolo de nuestro barrio” y por tanto ser una de las personas que los porta sobre los hombros es algo muy especial, “un sentimiento de arraigo, de estar dentro de ese emblema”.

Echando la vista atrás, no olvida “esos primeros recuerdos de miedo, lo que me impactaba verlos correr tan rápido, la incertidumbre de no saber por dónde iban a aparecer y la atracción que sentía hacia ellos”, y remarca, “y también los golpes que alguna vez me llevé”.

Y añade, “como no tengo pueblo, las fiestas eran como mi segundo San Lorenzo, sentía gran emoción la víspera de que empezaran las fiestas y no podía dormir, sabía que eso significaba que iría a las ferias, saldrían los cabezudos...”.

Lo que no ha cambiado desde su niñez, son las rimas que les cantan a los cabezudos para provocarlos: “Payasete, tócame el culete” y “Abueleta, cara de tortera”, tararea Lorenzo.

Ya de mayor, ha pasado de ser el perseguido al perseguidor y tiene muy presente la primera vez que desempeñó este papel. “Cuando me lo dijeron estaba encantado y una vez que me vestí y coloqué la figura, fue una sensación tan curiosa como ilusionante”.

De su historia más reciente destaca una fecha señalada. “En 2014 las fiestas del barrio recibieron la Pajarita de Plata de Diario del Altoaragón y los cabezudos se hicieron unos trajes de gala para acudir al evento, fue una sorpresa cuando salieron a recoger el premio y después se quedaron a disfrutar de la celebración y a bailar”.

La Abueleta y el Payaso vestidos de gala para recoger la pajarita de Diario del Altoaragón.
La Abueleta y el Payaso vestidos de gala para recoger la pajarita de Diario del Altoaragón.
S.E.

Y sobre la agenda de los cabezudos durante las fiestas, desvela que “además de acudir a los colegios y todas las citas con los niños, también se toman una tarde libre, en la que aprovechan para pasear por las calles del barrio y disfrutar con todo tipo de actividades y visitar a los comercios y vecinos”.

Finalmente, Loreto Larripa, miembro de la comisión de fiestas nos habla de la compra de los nuevos cabezudos. “La adquisición supone un coste que no podemos asumir, así que estamos preparando algunas actividades para recaudar dinero”.

La primera de ellas será el sorteo de una cesta de Navidad cuyos boletos se pondrán próximamente a la venta. “Va a ser una súper cesta, porque la colaboración de los comercios está siendo espectacular y ya hemos recaudado un montón de cosas”. Y después de Navidad, añade, “iremos poniendo en marcha otras iniciativas”.