CRISIS DEL CORONAVIRUS
Aragón dispone de un protocolo de atención integral para covid persistente
Este plan define un modelo asistencial que pivota en la Atención Primaria

Aragón cuenta ya con un protocolo para la atención integral para el paciente post-covid que establece los criterios para la identificación de estos pacientes y define un modelo asistencial que pivota en el Equipo de Atención Primaria, complementado en el caso de pacientes de alta complejidad con las consultas hospitalarias.
El director general de Asistencia Sanitaria, José María Abad, junto a su coordinadora, Esther del Corral, han presentado este miércoles el citado protocolo.
“Los objetivos son fundamentalmente establecer criterios y recomendaciones para establecer la identificación de los pacientes que pueden padecer condición post-covid, homogeneizar el proceso de valoración y diagnóstico de estos pacientes y ayudar a coordinar la asistencia entre los diferentes profesionales sanitarios tanto en atención primaria como hospitalaria que pueden estar implicados en la atención a estos pacientes”, explicó Abad.
El documento, coordinado por el Servicio de Estrategias y Formación de la Dirección General de Asistencia Sanitaria, ha sido elaborado por un grupo de trabajo multidisciplinar que incluye profesionales de las especialidades de Rehabilitación, Neumología, Enfermería, Cardiología, Medicina Interna, Medicina de Familia, Psicología Clínica, Psiquiatría y Neurología.
Abad ha apuntado que estima que un 10% de los pacientes que han sido diagnosticados de covid pueden presentar sintomatología cuatro semanas después del diagnóstico de la infección, siendo el más habitual astenia y malestar general, seguido de cefalea. La tos, sensación de falta de aire, pérdida de apetito, diarrea, erupciones, dificultad para tragar o palpitaciones son otros de los síntomas que puede presentar el covid persistente.
Los criterios de inclusión son la confirmación de la infección mediante prueba diagnóstica o, excepcionalmente, el diagnóstico clínico si se trata de casos entre febrero y abril de 2020; y la presencia de síntomas, que continúan doce semanas después de la infección y que no pueden explicarse por otra patología.
Los profesionales de referencia de Atención Primaria del paciente realizarán en primer lugar una evaluación inicial, con la recogida los síntomas persistentes y de aquellos que resulten más incapacitantes, así como una valoración funcional que pueda detallar las limitaciones que pueda sufrir el paciente en su vida diaria.
Esther del Corral ha afirmado que “aparte de la historia clínica que se realiza habitualmente, hemos incluido algunas preguntas clave como fecha de infección; cuántos síntomas se tuvieron al inicio porque parece que esto puede ser pronóstico de que persistan los síntomas después; si precisó o no ingreso; cuánto tiempo duró y si hubo recuperación completa”.
Se ha elaborado una ficha “para la recogida de los síntomas persistentes que ayude a los profesionales a hacerlo de manera sistemática, hemos recogido los síntomas más frecuentes y hemos dejado algún campo abierto para otros que puedan aparecer”. A partir de estos datos y de las pruebas complementarias que pudieran ser necesarias se hace una estratificación del riesgo de cada paciente, que, atendiendo a sus factores de riesgo (mayores de 60 años, enfermos crónicos, obesidad, pacientes oncológicos o inmunodeprimidos), permite clasificarle en una escala de bajo riesgo, riesgo moderado y alto riesgo.
En el caso del primer grupo, el control lo desarrollará el equipo de Atención Primaria. Lo mismo sucederá con los pacientes con riesgo moderado, si bien en este caso se realizará una consulta virtual con el internista o neumólogo si el afectado tiene necesidades adicionales. En el caso de los pacientes de alto riesgo, su control será compartido entre Atención Primaria y hospitalaria.