Huesca

CRISIS DEL CORONAVIRUS

"Las vacunas han evitado parte de la mortalidad, pero sigue habiendo"

Nacho de Blas y Federico Arribas prevén que la ola actual de la pandemia causará bastantes menos muertes, pero apelan a la prudencia

La vacunación antigripal se disparó el año pasado un 55 por ciento.
Los profesionales se muestran convencidos de que el efecto de vacunación "es evidente".
S.E.

“Está claro que lo que nos salva (de olas como las del año pasado) es el porcentaje de vacunación”. “Es evidente que desde las vacunas caen notablemente las muertes y las hospitalizaciones. Las vacunas funcionan”. Así se pronuncian Federico Arribas, secretario de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y profesor de Salud Pública en el Campus oscense, y Nacho de Blas, veterinario epidemiólogo, sobre esta séptima ola de coronavirus que sufre la provincia oscense, aunque recalcan en varias ocasiones que “no se puede lanzar las campanas al vuelo” porque las vacunas “no son efectivas al 100 por 100”, especialmente en contagios, y muertes seguirá habiendo, aunque muchas menos que en otros picos epidémicos.

Con datos de ECDC (Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, por sus siglas en inglés) y de la Universidad de Oxford, la Unión Europea está sufriendo en su conjunto una incidencia acumulada a 14 días cercana a la más alta que ha habido desde el inicio de la pandemia, pero el número de muertes por millón está lejos del máximo que se alcanzó en enero de este año. Y aunque no se prevé volver a esas cifras de fallecidos, Arribas recuerda la triste secuencia “de siempre: casos, luego hospitalizaciones y después muertes”.

La razón que encuentran Arribas y De Blas para explicar esta diferencia entre una IA muy alta y una cifra relativamente baja de fallecimientos es la vacunación, sobre la que reiteran que no es eficaz al 100 por 100 y que, por tanto, hay que seguir respetando las normas sanitarias.

Dos de cada tres ciudadanos comunitarios ya tiene la pauta completa y en nuestro país el porcentaje se eleva al 79,1 por ciento (79,2 por ciento en Aragón). “No está claro, está clarísimo”, afirma Arribas sobre la razón de la bajada de muertes. “Las vacunas han evitado una mortalidad muy importante y aunque sigue habiendo muertes, el riesgo es muy inferior”.

De Blas compara la peor ola en muertes en la provincia (otoño del año pasado, sin vacunas) con la de verano de este año, que comenzó con más del 90 por ciento de los altoaragoneses mayores de 70 años con los dos pinchazos y más del 70 por ciento entre los habitantes de 60 a 69 años.

La incidencia que se alcanzó en una y otra ola fue similar (IA a 14 días de 1.406,5 en noviembre de 2020 y de 1.120 este julio), pero el número de muertos bajó de 192 a 64. Dicho de otra manera, el otoño pasado morían 3,7 de cada 100 contagiados y este verano falleció el 1,2 por ciento, según la data covid de la DGA.

También se redujeron las hospitalizaciones (de 250 a 167) y los ingresos en UCI (de 61 a 20), y eso que hay que recordar que en noviembre del año pasado, los hospitales altoaragoneses -que habían suspendido casi todas las operaciones, otra diferencia con este verano- se saturaron y hubo al menos una veintena de traslados a Zaragoza, lo que no ocurrió este verano. Y eso por no hablar de las restricciones mucho más duras que había hace un año.

De Blas añade otro matiz “a favor de la vacuna”: “En otoño (de 2020) era la variante genérica, que contagia menos que las actuales, y este verano era la delta y sin vacuna hubiera sido dantesco, pero el impacto fue bajo”. “Fue mucho menos (el pico epidémico del verano) enfrentándonos a una variante mucho más transmisible”, abunda.

De cara a esta séptima ola en la que ya estamos metidos, el profesor de Salud Pública y secretario de la Sociedad Española de Epidemiología enfatiza que España “tiene una posición ventajosa respecto al centro y este de Europa”, y no es otra que la mayoría muy amplia de ciudadanos que se ha vacunado, sin olvidar una menor relajación en otras normas, como las mascarillas en interiores.

IA máxima en Europa, pero acusada caída muertes

En países como Bulgaria, por poco, pero no se ha vacunado ni uno de cada cuatro habitantes y el país está sufriendo su peor registro de muertes de toda la pandemia (327 fallecidos por millón de personas cada 14 días). A modo de comparativa, España tuvo su peor momento en la primera ola (143) y ahora está, a la espera de la inevitable subida de las próximas semanas, en 3,5 defunciones por millón de habitantes cada 14 días. En la UE, la cifra actual es de 40 y llegó a haber el triple (119) a finales de 2020, un 66 por ciento de bajada. Yendo más allá de la Unión Europea, el continente está en su incidencia máxima y, por ahora, tiene una letalidad un tercio inferior a la que llegó a sufrir en su peor momento (de 95 a 64). El 57 por ciento de los europeos está vacunado, porcentaje que se aumenta al 67 por ciento ciñéndonos a la UE.

Bulgaria no es el único país comunitario en su máximo de incidencia. En la misma situación están Holanda, Alemania, Austria, Grecia, Croacia, Eslovenia y Eslovaquia. Pero hay grandes diferencias: la tasa de vacunación y la mortalidad.

Los Países Bajos tienen una tasa vacunacional del 73,5 por ciento y, aun con la más que previsible subida de las muertes en próximas semanas, ahora mismo registra 17 decesos por millón cada 14 días. En su peor momento (primera ola) llegó a los 128. Algo similar ocurre en Alemania y Austria, con tasas de pauta completa en el entorno del 66 por ciento y unos fallecimientos por millón de 20 y 35 personas frente a sus máximos de 140 y 169, respectivamente. En estos tres países, la bajada porcentual de la mortalidad por millón respecto a sus máximos está entre el 79 y el 86 por ciento.

En Croacia, con un 46,5 por ciento de vacunados, la mortalidad ha bajado un 38 por ciento y mención aparte merecen Eslovaquia y Eslovenia (42,8 y 54,8 por ciento de vacunación), donde el número de muertes, en este momento y a la espera de las próximas semanas, sigue muy bajo (88 y 85 por ciento menos que en los momentos de mayor letalidad).

El segundo país de la UE con menor vacunación (37,6 por ciento),Rumanía, marcó su máximo de incidencia hace unas pocas semanas y ocurrió lo mismo con el de muertes. Ahora, casi un mes después, el número de fallecidos solo ha bajado un 14 por ciento respecto al pico.

Al respecto de los datos en Europa, ambos señalan que hay que tener en cuenta otros factores como las medidas sanitarias que se mantienen. “En Europa pasaron las mascarillas y también hay menos vacunas. Eso ha pasado”, resume Arribas.

En contra: eficacia no total y un 20 % sin vacunar

Pese a la no mala marcha de los países con tasas de vacunación relativamente altas -es difícil hablar de buena evolución con la covid- y al hecho de que España sea la tercera nación europea en cobertura tras Portugal y Malta, Arribas llama a “no lanzar las campanas al vuelo”. Además de señalar una vez más que la eficacia no es absoluta, indica que en los grupos de edad inferiores a 40 años “hay un 20-30 por ciento de personas que no se ha inmunizado”. “Yo diría -añade- que no ha querido porque ha habido vacunas de sobra”.

Esa eficacia que no es total y ese porcentaje de personas que no han querido vacunarse “juntos pueden favorecer que circule el virus y, si sumas que hay países que han quitado todas las medidas, tenemos un problema”.

En la misma línea, el epidemiólogo veterinario y profesor titular del Departamento de Patología Animal en la Facultad de Veterinaria de la UZ añade, como Arribas, otro factor: “¿Hasta cuándo dura la eficacia de la vacuna?”. De Blas echa en falta estudios y datos más desglosados sobre los vacunados infectados y la fecha desde que fueron inmunizados.

Aun reconociendo este problema, Arribas hace énfasis en que, según el Ministerio, “un no vacunado tiene seis veces más riesgo de acabar en la UCI”, pero aun así pide a los vacunados “sentido común” para evitar contagios: “Hay que intentar vivir con esto porque se queda y mi postura es más vacunación y que la población sea consciente de las medidas, sobre todo en espacios interiores”.