Huesca

QUIÉN SOY

Violeta Gracia López: Compromiso social y 45 años en Muface

A esta oscense lo que más le preocupa es la defensa del patrimonio

Violeta Gracia López
Violeta Gracia López
S. E.

Violeta Lorenza Gracia López nació el 10 de agosto de 1956 en Huesca. En el registro de la Iglesia figura “como Lorenza Violeta porque sino no me bautizaban”. No obstante, “mi padre, en el Juzgado, me puso Violeta Lorenza, para que me llamaran Violeta”. Y así ha sido siempre, aunque “la verdad es que estoy orgullosa de llevar Lorenza”.

No es raro, pues, que Violeta diga que es “muy de Huesca”, aunque por el trabajo de su padre -albañil- vivió en diferentes lugares “y me considero también de Ayerbe”, donde residió entre los 5 y los 13 años. “Fue -dice- la etapa mejor de mi vida en el aspecto de que eres cría, tienes muchas amistades, te crías en un pueblo con muchísima libertad… Fue una época muy bonita y le tengo muchísimo cariño a Ayerbe”.

Ya de estudiante su extraordinaria memoria hacía que avanzara sin problemas, aunque tuvo que repetir un examen ante la sospecha de que podía haber copiado. Pero no había ‘chuleta’, era su facilidad para retener lo leído.

Resalta que “lo mejor que me ha pasado en esta vida, mis dos hijos, Arturo y Ricardo, son estupendos”. Y también fue muy importante el trabajo en Muface, 45 años, del 19 de abril de 1976 al 31 de agosto de 2021, que se jubiló. “El trabajo me ha gustado muchísimo siempre, estoy encantada, ha sido una época maravillosa. Siempre he considerado la oficina mi segunda casa, aunque a veces era la primera, que pasaba más tiempo allí que en mi casa. Y siempre con gente que nos hemos llevado todos muy bien”.

Se quedó viuda con 48 años “y gracias a mis amigos y familia vi que tenía que hacer cosas para tener encauzada la vida y no verme sola cuando me jubilara y mis hijos se fueran de casa”. Así, “gracias a una amiga me apunté a Cruz Roja, donde sigo siendo voluntaria, y en el 2005 me hice socia de la Asociación del Casco Viejo, Osce Biella. Participé en todo lo que pude hasta que en el 2019 Susana, que era la presidenta, dejaba el cargo y me dijeron que si lo quería yo. Al principio dije que no porque yo seguía trabajando y eso exige una responsabilidad y tiempo libre. Pero me dijeron que no me preocupara, que eso se iría resolviendo y la verdad es que así fue. En la junta de Osce Biella estamos personas muy trabajadoras y todos a una, y nos repartimos el trabajo en base a lo que sabemos y estoy muy contenta”.

Ya jubilada, anda más, los lunes tiene gimnasia en Cruz Roja, los jueves Chi Kung y el resto de los días, la asociación de vecinos. Cuando pueda volverá a hacer voluntariado con Cruz Roja y sacará a pasear a personas mayores como hacía antes de la pandemia, “eso me llena muchísimo”.

En Osce Biella el trabajo no falta, y lo que más le preocupa es la defensa del patrimonio, “que si no tenemos unas raíces y las conservamos, para mí es como si la ciudad estuviese vacía. El patrimonio hay que mantenerlo siempre que se pueda”. No le gusta el abandono de algunos solares y espera que la participación ciudadana se note mucho más que en los últimos años, tanto por parte del Ayuntamiento como de los vecinos. De su asociación no se queja, “pero a nivel de ciudad veo que no todos apoyan un problema concreto de un barrio”.

Su carta a los Reyes Magos comenzaba pidiendo “que no se destruya el Seminario de Huesca”.