Huesca

40 ANIVERSARIO DEL ESTATUTO DE AUTONOMÍA DE ARAGÓN

"La coordinación hospitalaria nos llevó a poner en marcha cuestiones pioneras como Aragón Trasplantes"

Alfredo Arola es exconsejero de Sanidad del Gobierno de Aragón (1983-1987)

Alfredo Arola
Alfredo Arola
Aránzazu Navarro

Artífice del mapa sanitario de Aragón y responsable de Sanidad en la primera legislatura autonómica, Alfredo Arola se muestra satisfecho de la labor realizada por él y su equipo durante ese periodo.

¿Cómo recuerda el Aragón de la época en materia sanitaria?

-No teníamos las competencias del Insalud, por lo que desde el departamento nos dedicamos a la coordinación, planificación y legislación. La coordinación hospitalaria, por ejemplo, aparecía en el Estatuto y nos dio un juego que nos permitió estar presentes en la vida sanitaria, aportando nuestro criterio y opinión. Eso nos llevó a poder poner en marcha cuestiones pioneras, como Aragón Trasplantes, cuya estructura inicial fue la que seguiría en su fundación posteriormente la Organización Nacional de Trasplan-tes. En ese momento, coordinábamos los hospitales provinciales, los psiquiátricos, la Administración Institucional de la Sanidad Nacional (AISNA) y a los sanitarios locales.

¿Qué hitos destacaría de los que se lograron en el ámbito?

-El mapa sanitario fue la gran obra de la legislatura. Significaba definir los recursos que se necesitaban, dibujar un mapa con las áreas de salud, establecer cuáles eran los hospitales de referencia, adscribir a cada área de salud unas determinadas zonas y, a cada una de ellas, un centro de salud con su respectiva plantilla. Era algo básico para poder desarrollar una política sanitaria que cumpliera las condiciones de igualdad en toda la Comunidad pues, con ello, se delimitaron las distancias de las zonas de salud, con el fin de que nadie pudiese estar a más de 20 minutos de su centro de referencia.

La gestión de la atención primaria corría a cargo del Gobierno autonómico. ¿Cómo se encontraba en esa época ?

-Nuestro gobierno sentó sus bases y la puso en marcha, con medidas como la construcción de centros de salud. Prueba de ello fue que el trabajo que hicimos quedó refrendado en la Ley General de Sanidad del 86, al darle carta de naturaleza a ese modelo. No podíamos tener mejor paraguas, pues definía aspectos como las áreas o zonas de salud y daba pie a continuar levantando centros, así como a abordar otras medidas.

¿Había voluntad política de construir un sistema sanitario fuerte?

-Sin ninguna duda. Tanta que estuvimos a punto de lograr las transferencias de los hospitales provinciales, pero nos faltó la firma. Para algunas cosas nos faltó tiempo. Sobre todo queríamos darnos prisa en estas labores de coordinación, legislación y planificación porque sabíamos que si no, cuando llegasen las transferencias de asistencia sanitaria, se nos iban a comer. Hay que recordar que, en esos años, las comunidades teníamos que demostrar nuestra utilidad. Era un momento clave, y las cosas no podían acabar cuatro años después como si no hubiera pasado nada. Era el momento de dejar claro que había una administración que gobernaba Aragón, y mayoritariamente se consiguió.

¿Cómo era la dotación presupuestaria del departamento?

-Teníamos uno de los presupuestos más altos, pero porque estaban transferidos los sanitarios locales, los médicos, los veterinarios y los farmacéuticos. Siempre tuvimos el respaldo del Gobierno para lo que teníamos que hacer, como unificar los convenios, que eran más de 20. También tratamos de hacerles la vida más amable a los sanitarios locales. En este sentido, recuerdo que creamos el boletín epidemiológico.