Huesca

SAN LORENZO 2022

Casi un centenar de oscenses que viven fuera asisten al acto homenaje

Rafael Fidalgo Ciprés, ex futbolista e hijo de la ilustre jotera Gregoria Ciprés, recibe el reconocimiento de la ciudad

Acto de reconocimiento a los oscenses en el exterior durante este San Lorenzo.
Acto de reconocimiento a los oscenses en el exterior durante este San Lorenzo.
Pablo Segura

El patio del Ayuntamiento ha acogido el homenaje que desde hace ya unos años se realiza durante las fiestas de San Lorenzo a las y los oscenses que residen en el exterior, bien en el extranjero bien en otras comunidades. Se han podido sentir las emociones a flor de piel entre quienes asistieron; un centenar de oscenses, que dejaron su ciudad de nacimiento para buscarse la vida en otro lugar.

En el encuentro, además, se ha rendido un reconocimiento especial a uno de estos oscenses que en su día salió de Huesca. Fue a Rafael Fidalgo Ciprés, ex futbolista de la Sociedad Deportiva Huesca, entre otros equipos, y posteriormente ingeniero técnico, que reside en un pueblo cerca de Oviedo desde el año 1968.

Eran las 12 y pocos minutos. Las campanas de la Catedral bandeaban como cada domingo. El concejal de Fiestas, Ramón Lasaosa, daba la bienvenida a las personas que habían acudido expresamente al acto, “los mejores embajadores de esta ciudad en aquellos sitios donde estáis viviendo”, les agradecía.

Comenzaron a sonar los acordes de una jota, a cargo de Roberto Ciria y el acompañamiento de una bandurria y una guitarra, Canto a mi gente, que despertó los primeros aplausos emocionados, antesala de lo que se viviría después.

El alcalde, Luis Felipe, puso en valor este acto, que permite “compartir la fiesta y el reencuentro”, señaló. Un homenaje, añadió, con el que se ensalza “esa vuelta al origen y a casa” desde los lugares que “nos acogen con cariño y que nos permiten formar una familia”.

El vínculo que permanece

A continuación se procedió a la entrega de una reproducción de las pajaritas ubicadas en el Parque a Fidalgo, hijo de la jotera Gregoria Ciprés, a quien, tras las palabras de agradecimiento, Ciria le rindió homenaje cantando A los dos cosos de Huesca, jota que interpretaba frecuentemente la ilustre jotera.

Venían de Praga, Bruselas o Toulouse, o de diferentes zonas del España, como Madrid, Cáceres, Asturias, Tarragona, Pamplona, Palma de Mallorca, Burgos, Cuenca. Entre ese centenar de asistentes se encontraba, acompañado por su hija, su hermano y sus nietas, José María Abadía Rapún, que salió para Francia hace casi 62 años. Reside en París y al preguntarle cómo es volver a Huesca por estas fechas, la emoción se hizo visible en una voz entrecortada. Su hija Beatriz ha recordado como de pequeña venía para encontrarse con la familia: “Para mis hijas es la segunda vez y apenas se acuerdan de nada porque eran muy pequeñas, pero yo sí recuerdo venir a ver a mis abuelos y siempre en agosto, entonces para mí, Huesca es siempre fiesta”, ha explicado mientras observaba a su padre, a quien le gusta ver emocionado, “porque aprovecha para ver a su familia, a sus amigos de la escuela y nos cuenta historias de entonces”. En París, José María mantiene el recuerdo oscense vivo a través de fotografías, “eso sí, fotografías muchas, para recordar, porque un año es muy largo”, cuando se trata de compartir con los amigos “que quedan, que no son muchos”.

Ángeles Lacoma Fortuño y María Gloria Santolaria Canfranc viven en Zaragoza y Cuenca respectivamente. “Es un reencuentro muy entrañable”, ha sañaldo Ángeles, que confiesa estar muy bien en Zaragoza, “pero la sensación de estar en casa, es paseando por Huesca: Esa sensación de que todo te resulta familiar, es una sensación muy bonita”. “Es volver a mis raíces”, ha apuntado María Gloria, “a lo tuyo, a la esencia de mi ser”. 

Esta conquense de adopción confiesa que “todos los días, paseo mentalmente por Huesca, y además ya lo tengo por norma”, explicaba. ¿Y por dónde va? A lo que respondió: “Uy, pues por cualquier calle, dónde viví de pequeña en San Orencio, y el parque, que me ha encantado toda la vida; el Coso, donde trabajaba, y tengo la sensación que estoy en Huesca”.

El acto ha terminado con una tercera jota, la clásica S’ha feito de nuey, que ha resonadoen el patio del Ayuntamiento, y quienes viven fuera se han sentido aún más en la tierra.