Huesca

¿quién soy?

Sandra Nogarol: “Reivindico el poder del baile”

“Veo la necesidad de incorporar la danza como una actividad social que provoca bienestar”, asegura

Sandra Nogarol en su infancia y en la actualidad.
Sandra Nogarol en su infancia y en la actualidad.
S. E.

Lleva más de 20 años como profesora de baile y aunque su madre le cuenta que “ya en la tripa daba guerra antes de salir”, se podría decir que a bailar empezó “por accidente a los 13 años”. Sandra Nogarol es profesora de flamenco y está al frente de la academia de baile Flam&Co, con sede en Huesca y Zaragoza, desde 2017.

Ya en el colegio, con 12 y 13 años, cuando había que montar una coreografía, esta oscense movilizaba a sus compañeras. “Creo que eso no ha cambiado respecto a lo que me pasa ahora. Siento la necesidad de tomar la iniciativa. Tal y como es ahora, cuando hago coreografías, debía ser cuando tenía 8 o 10 años y había que montar un baile de Madonna o de los New Kids on the Block. Ya tenía la coreografía montada... Pues mis horas delante del espejo me costaba”.

Con el ‘por accidente’ se refiere a su participación en el grupo de animadoras del Peñas. Una experiencia, allá por mediados de los 90, que la pilló muy joven pero que “tuvo toda la trascendencia. Si no me hubiera presentado a ese casting igual ahora no estaba bailando. Nunca fui a clases ni de ballet ni de gimnasia rítmica, ni de jota; yo no había tenido formación antes. A partir de ahí, empecé a bailar de forma profesional”.

Pasó por la escuela de José Espinosa, donde se formó en ballet, danza clásica y clásico español, hasta que se fue a la universidad en Zaragoza a estudiar Historia del Arte. Ahí fue cuando empezó con el flamenco, junto a Miguel Ángel Berna, “en la Peña Flamenca que ya ni siquiera existe”. Se fue a Sevilla, durante unos meses, para continuar con su aprendizaje, regresó a la tierra, y fue finalmente en Zaragoza, donde encontró trabajo y empezó a dar clases de flamenco en colegios y posteriormente, desde 2015, en la escuela del guitarrista Rubén Jiménez, hasta que le llegó el momento de “emprender” su propio camino.

Desde entonces, ahora ya hace cinco años, lo que empezó siendo una escuela especializada en flamenco, con el paso del tiempo ha ampliado su propuesta, “entre otras cosas porque veo la necesidad de incorporar la danza, no solo como algo lúdico, artística y cultural, sino también como una actividad social que provoca bienestar”.

Nogarol tiene el empeño de que la gente incorpore a sus actividades la de bailar, “porque -cree- se ha perdido no la danza como algo académico, sino el baile. Algo tan cotidiano como los bailes de pueblo, por ejemplo; ahora no sabemos bailar agarrados, hay pudor, se ha perdido la naturalidad de bailar”.

Reivindica la importancia “y el poder” de la danza y el baile, por ello quiere impulsar una nueva propuesta

-Más que Danza- en paralelo a su desempeño como profesora, para acercar el baile de nuevo a los colegios, los pueblos o las programaciones culturales, “pues los beneficios físicos, neurológicos, emocionales y psicológicos son súper necesarios”.

Por ella misma y por quienes le acompañan en las clases sabe que “bailar te salva, no te soluciona el problema que puedas tener pero te cambia la perspectiva”. Por eso, agradece lo que la danza le ha enseñado, “a ser constante, a no rendirme, a volar, y a compartir y disfrutar”.