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Araceli Cavero: “He tenido posibilidades de formarme y tengo que compartirlo”

Vicepresidenta europea en la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, favorece la participación social de las mujeres en política

Araceli Cavero, tras la entrevista, sonriente en uno de los bancos del paseo de las Pajaritas
Araceli Cavero, tras la entrevista, sonriente en uno de los bancos del paseo de las Pajaritas
A. R. M.

LA PRIMERA VEZ que Araceli Cavero asistió a una asamblea de Mujeres de Acción Católica, organización de la que después sería presidenta -una vez unificada en Acción Católica General- a nivel nacional, “fue como una caída del caballo”. Dice que se dio cuenta de que “esto (el ser católica) es mucho más” de lo que creía y hoy reconoce que cuanto más profundiza, más encantada está “de haber seguido este camino”, aunque no duda en admitir que nos siempre fue así y que pasó años en los que “iba a misa, sí, pero de confesarme, nada...”.

Lleva décadas vinculada a diferentes organizaciones, de corte católico y social, y su compromiso con la sociedad lo entienda “desde la generosidad, porque tenemos muchos regalos del cielo y tenemos que compartirlos”. Ha trabajado, participando en la organización y tomado las riendas, al ser elegida, de dichas organizaciones, como Manos Unidas, en Huesca, de donde fue presidenta delegada, o como vicepresidenta de la Plataforma del Voluntariado, o como vicepresidenta europea de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (Umofc), hasta el año que viene, que se renovará la Junta.

“Fui la primera mujer que repartió el correo en moto”

Una organización desde la que en la actualidad está trabajando en la propuestas de ideas para el trabajo que se llevará a cabo en los próximo cuatro años y está intentando “que entre la formación para la presencia social”, para que todas, dice, “aprendamos, con nuestros ideales de protección a la dignidad de las personas, a cómo participar, si hace falta en la política”, porque “según el Papa, participar en la política es la máxima expresión de la caridad”, y “desde una estructura de poder se puede hacer mucho por las personas en situación de vulnerabilidad”.

Antes de todo esto, esta oscense, natural de El Grado, fue cartera, muy famosa porque “durante 14 años fui la única mujer que iba en moto”, pues en aquella época Correos daba un plus de 250 pesetas por repartir en moto, “y me saqué el carné”. Conocido es su papel como concejala en los primeros ayuntamientos democráticos, por la UCD, con Adolfo Suárez. Una experiencia a la que llegó tras haber estado trabajando en Suiza, y haberse casado y tenido dos hijos en Italia. Tras separarse, regresó a España: “Me vine con mis dos hijos y diez mil pesetas (60 euros) en el bolsillo”. Acogida por su padres, hizo varios trabajos hasta que entró de funcionaria en el servicio público.

“Incluso de lo malo que me ha pasado, he aprendido”

Convertir las experiencias en talentos

Al tiempo como edil le siguió su entrada en Acción Católica, donde participó de distintas maneras, hasta que finalmente fue elegida presidenta. Ocho años en Madrid, al frente de la organización, en los que trató con cargos eclesiásticos de distinto orden, con personas normales y corrientes; años en los que vio “tanta bondad en unos sitios y tanta estulticia en otros...”.

A esas experiencias, Cavero las vincula con los “talentos” y recurre al Evangelio para poner en contexto su trayectoria, con la parábola de Mateo 25,14-30. “Considero que como en la parábola yo he recibido muchos talentos, pero no en el sentido de que sé mucho, no, (si no) posibilidades de formarme y entonces esas posibilidades las tengo que compartir”.

“Desde 2008, la ayuda al desarrollo ha bajado un 75%”

Se considera una persona positiva y extrae algo de cada experiencia vivida, incluso de las cosas malas “que me han pasado, si las recuerdo es porque han sido momentos de los que he aprendido”.

Aprendedora incansable, podría denominársele, ya en la primera asamblea de Acción Católica que acudió, antes de asumir cualquier representación, se formó como Animadora Sociocultural y se vinculó a los centros de Cultura Popular en Huesca, donde se involucró en la labor para “que las mujeres se reconociesen”, que supieran que tenían valor, y dignidad, y que podían hacer muchas cosas, y que podían ser más independientes de lo que eran, no depender de los maridos o de los padres, que tenían una trayectoria muy marcada las mujeres”, recuerda.

Ha viajado a numerosos países visitando proyectos de Manos Unidas cuando fue delegada, a Paraguay, Senegal o Marruecos, experiencias “fuertes” que le marcaron, el viaje a Paraguay “fue un antes y un después”. Y por eso se presenta como firme defensora de la ayuda al desarrollo y recuerda que “desde la crisis del 2008 la ayuda oficial al desarrollo ha disminuido un 75 %”.

No olvida citar cómo se aborda a las personas que migran por razones económicas a Europa: “les ponemos vallas, les ponemos concertinas, policía, ayuda al salvamento marítimo, y ahí se tienen que gastar un montón de dinero, en lugar de fomentar la ayuda al desarrollo, porque si alguien tiene una posibilidad de desarrollar su vida en su país no va a venir a la buena aventura con la posibilidad de morir en el Mediterráneo”.