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Las familias recordaron a los suyos entre flores y anécdotas en el Día de Todos los Santos

Cientos de personas acudieron al cementerio para celebrar una cita tan marcada en el calendario de muchos oscenses

Cementerio municipal de la ciudad de Huesca
Cementerio municipal de la ciudad de Huesca
Pablo Segura

Como manda la tradición, el cementerio municipal acogió ayer a centenares de personas, familias y seres queridos que visitaron a sus difuntos durante el Día de Todos los Santos. Con ramos de flores, macetas e incluso centros, fue momento de recuerdo y reconocimiento a quienes fallecieron tiempo atrás, pero que siempre están en la memoria de sus más cercanos.

Este año no ha sido para menos, en el cual ha regresado una mayor cercanía en detrimento de las restricciones sanitarias con motivo de la pandemia que ya han quedado atrás para gran parte de la sociedad. Y, por supuesto, se realizó sin obstáculo alguno la tradicional misa en recuerdo a todos los que han perdido la vida, en la cual también estuvo presente tanto Luis Felipe, alcalde de Huesca, como el resto de concejales del ayuntamiento.

Un lugar de reencuentro y alejado de tabúes

Jaime acude al camposanto municipal de la capital oscenses siempre que puede, pero una fecha que nunca se pierde es el 1 de noviembre: “es un día marcado en mi calendario año tras año, porque no me puedo permitir no visitar a mi mujer, que se fue hace más de 6 años”. En otras palabras, remarcó que “es un momento muy importante para mí, poder hacerle el mejor gesto posible que se puede a mi mujer dadas las circunstancias”, mientras colocaba un ramo cargado de claveles y rosas en su lápida.

Por otro lado, María José visita tanto a sus padres como a varios de sus hermanos ya fallecidos: “quien siempre tiene presente a su familia, sabe que aquí o allá nunca serán olvidados. Por ello, no pierdo nunca la ocasión de venir a saludar a mis hermanos y a mis padres, trayéndoles flores y cuidándoselas cada semana”. Considera que “es una tradición que nadie debería perder, porque a nadie le gustaría que su figura ni sus actos hechos en vida fueran olvidados con el paso del tiempo”.

Se trata de un hecho que se repite en muchas familias y que, en el caso de la ciudad de Huesca, también es visible con el paso de las generaciones. El cementerio municipal se ha convertido en un lugar de reencuentro entre padres, abuelos, hijos e incluso nietos, que han tomado el testigo de sus antecesores. Desde edades muy tempranas, muchas de las familias presentes en el cementerio normalizan que los más pequeños puedan acudir junto a los más mayores, convirtiéndolo así en un espacio abierto a cualquiera y lejos del mínimo tabú que pueda existir con todo lo relacionado con la muerte. Un hecho que cada vez es más habitual y que muchas personas esperan que se normalice tanto en el presente como de cara al futuro.

En líneas generales, la capital oscense y muchos de sus vecinos volvieron a darle el hueco y reconocimiento que se merece al Día de Todos los Santos, para nunca olvidar a los seres queridos que ya no están entre nosotros. Sentimientos a flor de piel y multitud de flores volvieron a ser parte principal del día 1 de noviembre en el camposanto de la ciudad de Huesca.