Huesca

PLAGA DE AVES

Ya son 7.000 los estorninos que invaden la ciudad de Huesca

Su presencia se ha disparado en un 75 % en poco más de mes y medio. Para ahuyentarlos se utilizan cohetes de baja carga, altavoces, láseres y bengalas

Una bandada de estorninos en la capital altoaragonesa.
Una bandada de estorninos en la capital altoaragonesa.
Pablo Segura

Unos 7.000 estorninos utilizan actualmente la ciudad de Huesca como dormitorio urbano y la previsión es que la cifra siga subiendo. La población de estas aves se ha disparado en 3.000 ejemplares desde mediados del pasado septiembre. Así, en poco más de mes y medio la presencia de estorninos ha aumentado en un 75 % en la capital oscense, dejándose notar especialmente en el centro de la ciudad y en sus zonas verdes.

El dato dista mucho de los 100.000 ejemplares que acogió la ciudad en el pasado en momentos puntuales, pero hay que tomar medidas ante las molestias de ruidos y suciedad que causan estas aves.

Así, el Ayuntamiento de Huesca inició en septiembre su campaña para evitar la presencia de esta especie estacionaria que llega a miles a la capital oscense cada otoño. La iniciativa pretende estabilizar la cifra entre los 20.000 y 30.000 ejemplares y si es posible reducir esta cantidad. Para ello, la empresa adjudicataria del servicio de control de esta plaga, Anticimex 3D Sanidad Ambiental S.A.U, aplicará diversas técnicas hasta el próximo marzo y utilizará cohetes de baja carga para minimizar las molestias, altavoces, láseres y bengalas cracker.

Además, el Consistorio y el Consorcio de la Agrupación Nº 1 de Huesca (de quien depende Grhusa, Gestión de Residuos Huesca S.A.U.) han puesto en marcha nuevos servicios de limpieza, por un lado uno de fin de semana para los parques y otro con agua para paliar la suciedad provocada por los estorninos, especialmente en las calles que cuentan con arbolado.

Estas aves ya son clásicas de la ciudad de Huesca y su espacio favorito es el Parque Miguel Servet. Fue en el otoño de 1993 cuando el principal parque de la ciudad de Huesca se convirtió inesperadamente en un dormidero urbano de decenas de miles de estorninos. El desconcierto de los oscenses y de las autoridades fue enorme y rápidamente aplicaron medidas que todavía hoy, 29 años después, continúan.

En las primeras temporadas se usaban entre 15 a 25 cohetes por sesión y en los últimos 5 años se lanzan entre 4 a 12 cohetes en cada uno de los 2 focos principales, Parque Miguel Servet y zona del Parque del Encuentro. Para mitigar estos efectos, se utilizan cohetes con menor carga de pólvora, para que la detonación sea mucho menor y la afección esté más localizada.

Se han incorporado además las bengalas cracker y se ha alargado la duración de las sesiones, extendiendo a más puntos de control según el movimiento de las aves. Otras técnicas empleadas en el pasado fueron pirotecnia, cazadores, altavoces con sonidos de alarmas, linternas láser y el “supermediático” cazador autómata diseñado por Julio Luzán y apodado cariñosamente como “Tordocop”. También se empleó cetrería entre 2012 y 2015 y hasta se han realizado pruebas con bolsitas repelentes de aves en algunos árboles y con ultrasonidos, sin demasiado éxito.

Cabe destacar que el nivel de plaga de los últimos 15 años es mucho más bajo que al comienzo, debido a las medidas tomadas, aunque cada año es más complicado mantener la población a raya. El responsable es el estornino negro, especie sedentaria, que se resiste a salir de la ciudad de Huesca a pesar de toda la presión que ejerzan las acciones disuasorias.

Por el contrario, el estornino pinto es migratorio y visita la capital altoaragonesa de forma temporal, por lo que resulta más sencillo ahuyentarlo.

Las técnicas aplicadas para controlar la plaga tratan de llevar las aves a dormideros alternativos donde no molesten a los ciudadanos. Por ejemplo, en el pinar de la ermita de Salas se crearon unas condiciones que pudieran resultar atractivas para los estorninos. Se colocaron siluetas de estas aves en un cable como si estuvieran posados, se instalaron algunas farolas de iluminación tenue simulando las mismas condiciones de un parque urbano y se montaron varios altavoces con los mismos sonidos de estorninos reales grabados en el Parque Miguel Servet.