Huesca

El pequeño comercio se adapta a la reducción del IVA en la cesta

Asumirán el gasto de los pedidos anteriores con el impuesto añadido

Alimentación Ortas, uno de los pequeños comercios que readapta los precios de la cesta.
Alimentación Ortas, uno de los pequeños comercios que readapta los precios de la cesta.
Pablo Segura

Alimentos como el pan, la leche, los huevos, las patatas o los tomates experimentan, desde el 1 de enero, la supresión o reducción del IVA como resultado de la norma aprobada por el Gobierno hace una semana.

Tras el festivo del lunes, los establecimientos abrieron el 3 de enero sus puertas con los ajustes efectuados en el precio de venta, con una rebaja del 10 % al 5 % en el caso de los aceites y las pastas y la exención del impuesto en el caso del pan, las harinas planificables, la leche, el queso, los huevos, la fruta y las hortalizas, las legumbres, las patatas o los cereales.

Una gestión especialmente problemática para el pequeño comercio que, ante la imprevisibilidad de la medida, asume el coste del IVA de sus últimas compras al proveedor, sin poder repercutirlo en el consumidor. Con todo, los pequeños establecimientos se han adaptado al cambio con excelente diligencia y esperan que, “aunque sean unos céntimos, el cliente lo acabe notando en su bolsillo”, tal y como expresa María Pilar Ortas, responsable de Alimentación Ortas. 

Su comercio, como tantos otros, tuvieron que hacer frente al reetiquetado manual en tiempo récord, aunque “sin mucho problema”. En su caso, ya han realizado sus primeros pedidos sin IVA a proveedores en productos como el pan, la fruta y la verdura, aunque han tenido que asumir los gastos de la leche, que renueva su surtido cada quince días.

Alimentos tan elementales como el pan común y la harina quedan exentos de impuestos, pero, “aunque ahora se suprima, es un producto que irremediablemente se ha encarecido en los últimos meses”, apunta Antonio Brusau, gerente de Panadería Brusau, quien recuerda los problemas del sector para afrontar los gastos derivados del suministro eléctrico y la subida de precio de las materias primas.

Una rebaja del precio prácticamente imperceptible

No he notado el cambio” y “no parece que haya bajado nada”. Son las frases más repetidas de los consumidores oscenses en su primera compra del año, con la apertura generalizada de los establecimientos tras el festivo del lunes y la entrada en vigor de la reducción del IVA de los alimentos básicos, aprobada por el Gobierno la semana pasada.

 Un precio que los comercios no podrán subir durante al menos cuatro meses, plazo que se ampliará hasta seis si el IVA subyacente de marzo no está por debajo del 5,5%.

La sensación generalizada de los consumidores ante una medida que echa a andar, es de impasibilidad y extrañeza.

“He comprado zanahorias y me ha parecido que están igual de precio, a 1,62 euros”, expresa Ana, consumidora. Es una de las reacciones más comunes ante la leve bajada, que en casos como la leche supone un ahorro de apenas cuatro céntimos, una rebaja casi impercetible que, por lo menos, mantendrá congelados los precios durante unos meses.

“Yo creo que está todo igual. Se supone que baja la fruta y la verdura, pero yo no noto diferencia”, asegura Raquel, quien recalca que sólo ha hecho una pequeña compra y que quizás, en grandes cantidades sea perceptible en el tique. “Además en la carne y en el pescado que es lo más caro, no está rebajado. Aunque algo es algo”, añade. Otros se muestran indiferentes, como Rafael: “no tengo ni idea, ni me he fijado”.