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Santiago Villacampa: "La parroquia del Perpetuo Socorro estaba abierta cuando se necesitaba"

Sacerdote durante 23 años del barrio oscense, ha sido también profesor de Matemáticas en los IES Ramón y Cajal y Lucas Mallada y milita en la HOAC

Santiago Villacampa.
Santiago Villacampa.
Roger Navarro

PÁRROCO durante 23 años del barrio del Perpetuo Socorro de Huesca, capellán de Las Miguelas, profesor de Matemáticas en los IES Ramón y Cajal y Lucas Mallada de Huesca, consiliario de la Hermandad Obrera de Acción Católica de Huesca (HOAC), delegado del obispo en Cárítas... Son muchas las facetas que ha abarcado el sacerdote oscense Santiago Villacampa, para quien “jubilado”, a sus 80 años, es solo “una palabra que utilizamos”.

Como él mismo explica, “soy nacido en Huesca y salvo la época de estudios, he estado aquí, no solo en la ciudad, también en pueblos, pero siempre desde la ciudad”.

“En los pueblos te abrían la puerta de las casas y entrabas”

Se ordenó sacerdote el 15 de agosto de 1966, día de Nuestra Señora de Guayente, en el santuario del que esta advocación de la Virgen recibe su nombre. Fue después de completar su formación en el Seminario de Huesca. También estudió Teología en Comillas (Cantabria) y en Barcelona obtuvo el título universitario de Matemáticas. Hasta entonces, se había formado en el colegio Salesianos de la capital altoaragonesa y pertenecía como feligrés a la parroquia de San Lorenzo.

Tras pasar una temporada como párroco de diferentes localidades, como Riglos, Sarsamarcuello y Linás de Marcuello en la Hoya de Huesca y Labata, Aguas, Ibieca y Liesa, en Somontano, después de trece años, llegaría su destino definitivo en la parroquia del Perpetuo Socorro de Huesca. “Eran pueblos pequeños pero había muchas relación humana. Te abrían las puertas de las casas y entrabas. Fue muy gratificante, aunque también tenía sus momentos difíciles. Guardo muy buen recuerdo de entonces”, asegura.

“Elegí el barrio aunque me gusta mucho la docencia”

Cuando comenzó su etapa como párroco en el barrio oscense se dedicaba al mismo tiempo a dar clases de Matemáticas, labor que ejerció primero en el IES Ramón y Cajal de Huesca y más adelante en el IES Lucas Mallada, pero, como él mismo dice, a los tres meses de compaginar ambos trabajos se dio cuenta “de que las dos cosas no podían ser”. “Elegí estar en el barrio, donde me había comprometido y es además mi vocación, a pesar de que me gusta mucho la docencia”, asegura.

Al Perpetuo Socorro de Huesca lo describe como un barrio “con mucha actividad, mucha participación”. Ser el párroco de este barrio oscense le ha permitido así conocer de primera mano lo que significa vivir en un barrio multicultural, en el que conviven varias nacionalidades y también distintas formas de vivir y sentir la Religión. “Ha habido mucha relación, mucha apertura, hablabas con unos, con otros y la parroquia estaba abierta para cuando se necesitaba algo o hacían falta locales para los diferentes grupos que había. Venían, por ejemplo, africanos, de Burkina Faso, de Senegal... Y hacían ahí sus reuniones. Y también grupos musulmanes, que estaban llegando a barrio. Después fueron encontrando todos sus propios locales”, recuerda el sacerdote.

“Guardo buen recuerdo de mis alumnos y compañeros”

“Para mí esa vivencia fue muy positiva”, continúa. Por eso, cuando pidió dejar la parroquia, a finales del pasado año, fue “por motivos de salud”. “Pedí buscar a otra persona que diera más vida a la parroquia ya que comprendía que mi etapa había terminado”, añade Villacampa

Dar clase y celebrar la Eucaristía tienen en común, señala, “la relación con las personas”. Ha intentado así que esta relación, tanto con sus fieles como con sus alumnos fuera siempre “cercana y de igualdad, sin distinciones”. “Lo importante es la persona. Es entonces es cuando te encuentras con los brazos abiertos”, subraya Villacampa. Tiene así muy buen recuerdo también de sus alumnos -“aunque ellos de mí no lo sé”- bromea- y buenas palabras para sus compañeros de docencia, con los que sigue manteniendo el contacto. “Se ha creado una relación muy humana y para mí eso es un gozo”, una afirmación que hace extensiva también al Perpetuo Socorro y a los pueblos de los que ha sido párroco. Dios y las Matemáticas se llevan además muy bien. “El se lleva bien con todos”, asegura con una gran sonrisa.

“Dios se lleva bien con las Matemáticas y con todos”

Fé y compromiso

Su faceta más “obrera”, en la HOAC, comenzó durante su periodo de estudio en Barcelona y continuó después en Huesca. También tuvo relación con la facción juvenil, la JOC (Juventud Obrera Cristiana). Fue en un momento “de muchos cambios, antes de la Transición, Franco todavía vivía”, recuerda. “Para mí lo fundamental es ser sacerdote, con implicación y compromiso, pero relacionando siempre todo con la vida y con la realidad”, señala en este sentido. “Cada uno coge su compromiso donde cree que tiene que hacerlo y lo que hace la HOAC es sostener esa relación entre la fe y ese compromiso”, asegura. Y es que, como señala, “cada uno se compromete para intentar ir transformando con otros la sociedad, para que sea más humana, más justa”.