Huesca

ECOS/ ¿qUIÉN SOY?

Sandra Llorens Pérez, conservar lo antiguo y su historia

El gusto por lo artesanal, que le viene desde pequeña, le llevó a estudiar Restauración de obras de Arte en Huesca y ahora regenta Arte y Restaura 

Sandra Llorens Pérez en una imagen de niña y en la actualidad.
Sandra Llorens Pérez en una imagen de niña y en la actualidad.
S.E.

Quitar el barniz antiguo a una cómoda de marquetería, chapear, enchuletar, arreglar cajones...; recuperar una puerta para que ejerza de separación de un salón, también objetos de metal. La vinculación de Sandra Llorens Pérez a la madera, a trabajar con ella, y su posterior dedicación a la restauración de obras de arte, de objetos y muebles antiguos se remonta varias generaciones atrás. “Como mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo fueron carpinteros, desde pequeña he estado en el taller de mi padre, siempre con la madera”.

Lo que más satisfacción le provoca es “recuperar y tocar elementos que no están al acceso de todo el mundo”. Después de 17 años en la restauración, se encuentra aplicando el conocimiento adquirido para dar continuidad a una herencia de trabajo con la madera, adaptándola a un nuevo escenario, el del interiorismo, que deja combinar lo moderno con lo antiguo, en el que “mucha gente joven viene a recuperar piezas para darles un nuevo aire”.

El aprecio por lo artesanal le llevó a estudiar el Bachillerato Artístico “y de ahí, a estudiar Restauración de obras de arte”, en la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Aragón, en Huesca, donde se especializó en restauración de esculturas. Continuó formándose en Granada, en Diseño de Interiores, de nuevo, pensando en el taller y la tienda de muebles y decoración familiar, que se ubicaba donde hoy está abierto el espacio Restaura y Diseña, donde Sandra ejerce la restauración de muebles, su fabricación a medida, tapiza y da clases.

Durante los ocho años que pasó en Granada trabajó en el Museo Arqueológico de Granada, “restaurando piezas de la época romana. Un privilegio porque no siempre puedes tocar una pieza romana”; y luego en el convento de San Antón, con capillas repintadas, quitando una capa tras otra hasta que sacamos los originales. “Es como un descubrimiento, vas quitando y vas descubriendo todo lo que hay debajo. Eso también es historia”. También pasó por el cementerio granadino, restaurando esculturas de algunas tumbas y mausoleos.

Antes de su apertura, se encargó de la restauración de los muebles que se pueden ver en la Casa Museo de Saturnino López Novoa (plaza de Lizana). Ahí “hemos restaurado muchísimas piezas que podrían haberse dado por perdidas”, como muchísimo material etnológico que de otra forma no se podría contar con él.

Clases de restauración de muebles, objetos de metal u otros soportes, para grupos “de personas de 23 años hasta gente de setenta y pico, o al alumnado de la escuela de segunda oportunidad”, donde el contacto humano es lo esencial “el buen ambiente que se crea, el compartir, que se lleven sus cosas restauradas...”, a quienes les inculca la idea de “conservar la pátina original”, para que no desaparezca la historia detrás del objeto.

Un proceso largo y laborioso que requiere “mucha paciencia, y si no la tienes, debes desarrollarla porque las cosas rápidas en la restauración no salen bien”.

Y en ese proceso se imbrica un deseo, “que se mantenga lo antiguo y que la gente se conciencie; menos consumir y más conservar”.