medio ambiente
Ana Pérez Adell: "Cada vez cuesta más sacar adelante las nuevas plantaciones"
Las condiciones climáticas actuales obligan a buscar nuevas especies de árboles que se adapten mejor a climas extremos

Los árboles que pueblan las ciudades ya no pueden ser los que eran, al menos no todos. Y es que el cambio climático está poniendo a prueba la resistencia de los bosques urbanos y obligando a repensar qué especies deben componerlos.
“Una especie que nos hemos dado cuenta que ya no está funcionando, que es maravillosa y estaba funcionando bien, son los tilos. En general, nos cuesta mucho sacar adelante las nuevas plantaciones. Se nos achicharran y son más vulnerables a las plagas, porque son más frágiles al no estar vegetando en los márgenes de temperatura que a ellos les gusta para vivir fuertes y felices”, explica Ana Pérez Adell, técnico de Infraestructura Verde del Ayuntamiento de Huesca.
Retos climáticos que obliga a buscar nuevas especies, más resistentes, “originarias de zonas con climas similares a los nuestros y que quizás ya estaban teniendo unos veranos más duros de los que teníamos nosotros hasta ahora, como el norte de Irán, Azerbaiyán, Uzbekistán y de Asia oriental”, continúa.
Con este propósito el Ayuntamiento de Huesca tenía prevista la colocación de 160 nuevos árboles en diferentes zonas de la ciudad, con nuevas especies, como la Parrotia persica, Pterocarya fraxinifolia, Chitalpa tashkentensis o la Broussonetia papyrifera. Sin embargo, la planta que ha llegado en la primera partida, “no ha cumplido con los criterios de calidad”, explica Pérez. El proveedor, que es nuevo, justo “ha fallado en las especies nuevas”, por lo que se deberá volver a licitar. Cosas “que pasan a veces” en un mercado de planta que sufrió también una ruptura en la cadena de producción durante la pandemia, que se está corrigiendo pero que todavía provoca que falten variedades.
De esos 160 ejemplares previstos, finalmente estos días se han estado plantando 60 de esa primera partida en la calle Teruel, la plaza Tarragona, la calle María Zambrano o en algunas calles de Los Olivos y del Polígono 41. De esta partidad también irán cuatro ejemplares a la plaza de la calle Canellas -“un ginkgo y tres chitalpas”, las únicas nuevas especies que se van a introducir”- y “que, aunque parezcan pocos (ejemplares) son de impacto”, explica Pérez, pues el Casco Viejo, como núcleo histórico, “es uno de los sitios más complicados para introducir arbolado”, donde se requiere “cirugía verde”.
También se ha acudido al vivero municipal, en La Huerta de Calasanz, a coger planta de reserva, 40 hibiscos arbustivos y 5 litoneros que han ido al Polígono 41, así como para y completar la plantación de 70 ejemplares realizada en el parque de San Martín, donde se cayeron bastantes pinos. Esto nos obligo a hacer un modificado del arbolado que se había previsto en la remodelación del parque. “Por eso hemos completado la paleta vegetal con tres nogales, tres litoneros y una morera -entre otras muchas especies-, para aumentar la biodeiversidad”.
Espacio y tiempo
Además del hándicap que suponen las nuevas condiciones climáticas para la supervivencia de algunas especies, el vandalismo al que son susceptibles los ejemplares cuando están recién plantados o en “algunas posiciones más expuestas a algún golpe con el vehículo” en líneas de aparcamiento, también influyen en que los ejemplares salgan adelante: “Cuando los plantamos tienen calibres muy finos, que es como hay que plantarlos para conseguir que se adapten. Son frágiles y susceptibles al vandailsmo y es algo que sucede”, explica Pérez.
De ahí que en la planificación que se debe realizar desde las administraciones locales “además de jugar con las tres dimensiones del espacio hay que tener en cuenta la cuarta variable, que es el tiempo. Es decir, que ese elemento que estás plantando hoy va a crecer y se va a desarrollar”.
En los viveros, donde se desarrollan estas especies, saben “que en las ciudades tenemos poco espacio en las calles”. Se debe procurar así “que las copas no abran mucho para que no choquen con las fachadas, porque si no nos ataremos a esa espiral de gasto y de gestión que son las podas periódicas”. De ahí la especialización en árboles que “desarrollan sus portes de forma columnal.
La falta de diversidad en el bosque urbano osceNse es común a otras ciudades. El de Huesca (que se puede cosultar en la web http://www.arbomap.com/arbomapciudadano/huesca.html) está compuesto por “185 especies”, pero con “la mitad (de los ejemplares) que se reparte entre las 10 mismas especies, como el plátano, el chopo, el pino...”. Aumentar la diversidad y conseguir “que la proporción de especies sea ríca y variada”, añade la técnico, “evitará que si una especie, siendo una de las mayoritarias, no funciona, provoque que el bosque urbano se vea afectado en mayor medida”.