SALUD
Antonio Lobo: "Hasta un tercio de los casos de Alzheimer podrían prevenirse"
El catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Zaragoza y coordinador del proyecto de ‘Zaradempsus’ revisa el estado de la investigación

La investigación en la enfermedad de Alzheimer vive uno de sus momentos “más prometedores” en el ámbito del diagnóstico y la intervención, con tratamientos que se vislumbran “esperanzadores” para pacientes y familiares. Según recoge Alzheimer Aragón, en la comunidad hay una incidencia de más de 40.000 personas con demencia y la Asociación oscense atiende actualmente a más de 300 personas.
Antonio Lobo, catedrático, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Zaragoza y coordinador del proyecto de investigación sobre salud psíquica y envejecimiento humano ‘Zaradempsus’ revisa el estado actual de la investigación y explica los últimos avances de la comunidad científica
¿En qué situación se encuentra el estudio de Alzheimer?—La investigación se encuentra tremendamente activa, cada año se publican miles de artículos. Hay un fármaco que se ha aprobado desde enero de este año, llamado Loracemab, en Estados Unidos. Se trata del primer fármaco que ha hecho un efecto en el núcleo de la enfermedad, que son los depósitos de la proteína Amiloide y que ha producido algún efecto positivo, aunque, eso sí, limitado.
Hay esperanzas de que sea un paso inicial para seguir por esa vía. El tratamiento es un poco complicado, hay que adminsitrarlo por vía intravenosa, pero a veces durante unos meses se produce un efecto positivo y se sigue estudiando para conocer los límites y los efectos adversos que, de momento, son tolerables. Es uno de los primeros pasos dentro de una activa investigación sobre fármacos. Aproximadamente hay 30 fármacos en fase 3 -avanzada- de los que se puede encontrar alguna esperanza.
¿Es posible que este medicamento llegue a Europa?—Yo creo que sí, pero le costará un poco porque las agencias europeas de investigación de fármacos son más estrictas. Depende de los resultados de los ensayos que se están llevando a cabo. Los efectos que se están produciendo están recogidos en el New England Journal of Medicine -la revista más importante desde el punto de vista clínico- y se está a la espera de confirmar si hay mayor efectividad en algún aspecto de la enfermedad para que sea más fácil su aprobación aquí. Es un fármaco caro, eso ya se anticipa, pero si es efectivo yo creo que tendrá éxito. En definitiva, es prometedor.
¿Qué efectos podría tener sobre el paciente?—El fármaco afecta a la proteína Amiloide. Hay depósitos de esta proteína en el cerebro de los pacientes y afecta especialmente a un área, a unas fibrillas que pueden afectar de tal manera que no se deposite la sustancia. Se ha comprobado que los estudios de neuroimagen cerebral disminuyen muy notablemente los depósitos de esta proteína.
¿En qué ámbito se están concentrando las investigaciones?—Sobre todo en la proteína amiloide, aunque había cierto pesimismo en los últimos años porque no estaban teniendo efectividad, pero también los tratamientos.
Hay hasta 30 ensayos activos atacando diversos aspectos de la enfermedad: la proteína tau, la neuroinflamación o la microbiótica. Otra vía importante de investigación son los biomarcadores, para señalar la presencia muy temprana de la enfermedad, o el riesgo muy alto de padecerla en base a parámetros biológicos que se puedan encontrar en el líquido encefaleoraquídeo que comunica con el cerebro, y mejor todavía, en sangre. Si se puede documentar la presencia de la enfermedad en estadios muy tempranos, se podría intervenir de manera preventiva, y eso es esperanzador. Por lo demás, hay investigación en tratamientos psicológicos, que siempre tienen algún efecto.
¿Cuáles son los efectos de riesgo?—Los factores de riesgo son uno de los aspectos menos conocidos de la enfermedad, y es importante para la prevención porque en muchos de ellos se puede intervenir. Son el nivel de escolarización y formación intelectual, la hipertensión, la diabetes...pero también la depresión y la ansiedad. La depresión, en Zaragoza, aumenta cuatro veces el riesgo de la enfermedad, cifras similares a la provincia de Huesca, y hay que recordar que tanto la depresión como la ansiedad son tratables. Se ha documentado que hasta un tercio de los casos de alzheimer podrían prevenirse si se pudieran erradicar estos factores.
También influye el ejercicio físico. El sedentarismo afecta claramente, por eso hay que estimularlo en todas las edades. Sobre los elementos inevitables sabemos que incide más en mujeres y que intervienen factores genéticos. Desde este punto de vista, existe una importante vía de investigación para ver con qué se asocia la enfermedad, para dirigirse a la medicina personalizada. Esto es, adecuarla para cada individuo, buscando el tratamiento efectivo en base a su nivel genético.
Una de sus tesis sostiene que la frecuencia del Alzheimer se ha estabilizado. ¿A qué se debe?—Creo que se debe precisamente a la mejoría del nivel de vida y a la lucha de todos los factores de riesgo anteriormente mencionados. Efectivamente, es un dato claramente positivo. Se ha estabilizado la prevalencia, la incidencia -el número de casos nuevos- ha disminuido. La mejor hipótesis para explicar este fenómeno es que se ha actuado con eficacia en estos factores potencialmente reversibles. En el grupo de edad de los 70,80 o 85 años vemos sobre todo esa estabilidad.
¿Qué vía de diagnóstico existen?—El diagnóstico sigue los patrones habituales del déficit cognitivo y cada vez se utilizan más marcadores diagnósticos, como la abeta 42 -una de las proteínas en líquido encefaloraquídeo- pero se está intentando tener marcadores en sangre que faciliten el diagnóstico. Dentro de poco no será posible diagnóstico sólo la enfermedad de alzheimer con el deterioro del nivel cognitivo. Será exigible, cuando los marcadores sean suficientemente sólidos, que existan pruebas de laboratorios. Una cuestión muy importante es la neuroimagen, que ha progresado de una forma espectacular. Específicamente, la tomografía de emisión de positrones es un elemento diagnóstico muy prometedor.
¿En qué investigaciones trabaja Zaradempsus actualmente?—Seguimos estudiando el deterioro cognitivo en la población general para ver factores de riesgo, envejecimiento saludable, no sólo que prevengan sino que estimulen el mantenimiento de una buena salud cognitiva... Actualmente colaboración con el departamento de la profesora Charo Osta- experta en genética- en la facultad de Veterinaria, estamos haciendo un estudio de marcadores genéticos en el deterioro cognitivo mínimo, que es uno de los principales factores de riesgo de la demencia cuando se conocen. Estamos tratando de identificar marcadores, sobre todo en personas mayores, que indiquen quién va a progresar, desde el deterioro cognitivo leve hasta la demencia y específicamente a la enfermedad de Alzheimer.
¿Hay interés público en la investigación de la enfermedad?—Afortunadamente sí. Las agencias de financiación de la investigación y asociaciones de enfermos de Aragón son muy activas. Están ayudando en todos los terrenos, en la rehabilitación de los pacientes pero también apoyando la investigación y colaborando con los equipos médicos. Es muy prometedor y agradable colaborar con ellos.