Hasta 700 euros de ahorro al elegir muebles con segunda vida
Cada vez más consumidores optan por donar y apropiarse de enseres básicos de forma sostenible y a precio de ganga

Hasta 700 euros de ahorro calcula Noelia Val que le supuso decorar su casa con muebles de segunda mano, bien con los enseres que encuentra en la calle y restaura, por el intercambio entre amistades o por su compra en establecimientos especializados a precio de ganga. Elegir muebles de segunda mano es una opción cada vez más contemplada por los consumidores, una alternativa que contribuye a la sostenibilidad y el bolsillo.
Esta tendencia en auge se percibe en tiendas como la de ‘Trobada y Muebles y +’, de Carinsertas, quienes realizan al menos una recogida de muebles en furgoneta para posteriormente proceder a su revisión, restauración y venta, a la par que contribuyen a la inserción laboral de cerca de 30 personas en situación de vulnerabilidad a través de la formación y generación de empleo. “Hay días que llegamos a hacer recogidas de pisos enteros que van a hacer mudanzas. Cada vez hay más movimiento entre los que donan y los que compran, acaba siendo un círculo”, asegura Aurelio Fuentes, responsable general de la tienda de muebles, limpieza y rutas de recogida. Últimamente el producto que tiene mayor rotación son los colchones, sofás, somieres, camas y cunas, además de armarios y escritorios, “tienen mucha salida ahora mismo”, comenta. Aunque no es el único surtido del que disponen, también de vajilla, juguetes y electrodomésticos, entre otros. Por su contra, los enseres menos buscados son los muebles de comedor antiguos, “ocupan espacio y el cliente cada vez lo aprecia menos”.

El éxito entre estos productos de segunda mano reside en que “recibes un mueble en perfectas condiciones a un precio más que asequible. Por ejemplo, un armario que a estrenar costaría 800 euros, aquí lo encuentras a 100 y todos los colchones, sean la medida que sean, a 30 euros”. Muebles a precios de ganga que aprovecha todo tipo de público y perfiles, desde familias, hasta jóvenes estudiantes o propietarios para sus pisos de alquiler.
Noelia Val, consumidora y restauradora, afirma que es consciente desde niña de que “nada se tira a la ligera, a las cosas se les puede dar una segunda utilidad”. Tanto es así, que asegura que en su nueva casa no hay ni un mueble nuevo. Entre sus últimas adquisiciones, “un estante especiero de tres pisos con muy mal aspecto. Lo restauré lijándolo, aplicándole una pintura de color azul chillón, dándole varias capas e incorporándole una tela estampada muy bonita que compré en el mercadillo”, cuenta. Lo mismo con el cesto de la ropa: “lo encontré en la basura, casi en perfecto estado. Sólo tuve que añadirle un borde de tela para que no se viera la esquina descolchada”, relata. “Hay gente que por no ponerlo en venta o no gestionarlo no lo da, pero hay cosas en muy buenas condiciones”. Para Noelia es una manera de “reducir el consumo excesivo, decorar tu casa con muebles originales y ahorrar”.
Lucía, una estudiante de 21 años, decidió montar un banco para la terraza de su casa a través de palés. “No me costó nada, incluso es divertido crear y echarle imaginación. Ahora tengo mi espacio para café, y gratis”.