Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Un acuerdo sanitario ineludible

Precisamente porque la política es el arte de lo posible pero desgraciadamente en demasiadas ocasiones parece la crónica anunciada de demasiados imposibles, es bienvenida una medida como la compartición de los informes clínicos de los habitantes de localidades limítrofes entre las comunidades de Aragón y Cataluña. La cooperación siempre es loable, porque multiplica los efectos de la suma de los esfuerzos y también porque contribuye a resolver problemas de los ciudadanos. Y, sin embargo, como en este caso sucede y sin entrar a debatir sobre viabilidades o cuestiones que tengan que ver con un celo -excesivo o no- de lo propio, en verdad podemos convenir que no tiene sentido en un país como España que no haya un repositorio común, con las debidas reservas y garantías en su uso para proteger los datos personales, de los historiales de cada ciudadano para que, en un instante fatídico o simplemente en una intervención puntual que demande diligencia, la actuación de los servicios médicos y de los profesionales en general se sustancie con eficiencia.

Están de enhorabuena, por supuesto, los ciudadanos de los 28 municipios del Alto Aragón que desde ya tienen la tranquilidad de que sus zozobras por la vía de la salud no van a añadir una vicisitud más por la inseguridad en que serán oportunamente atendidos o por el consiguiente traslado -con su riesgo- a algún centro más lejano aunque sea dentro de su comunidad. Este buen entendimiento ha de ser, además, un paradigma en el que fijarse y que practicar por parte de las instituciones de ambas comunidades autónomas y también de la central, que debe vigilar por el más óptimo desempeño en una faceta en la que los administrados son particularmente sensibles. Por ese camino, todos llegamos más lejos.

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