Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Salvaguardar el principal festival aragonés

Veintisiete años después de su irrupción en el panorama español e internacional, el Festival Pirineos Sur ha de ser necesariamente considerado una parte fundamental del patrimonio de nuestra comunidad autónoma. No en vano, en el Observatorio de la Cultura ha repetido como el principal acontecimiento de Aragón, por delante de grandes manifestaciones entre las que, para orgullo de Huesca, se encuentran otras tres radicadas en nuestra provincia. Ha sido el carácter diferencial el que ha determinado su referencia como una de las programaciones musicales y artísticas más arraigadas por su capacidad de sorprender desde el impresionante auditorio de Lanuza con las expresiones más remotas y más cercanas, dentro de un parámetro generalizado de calidad y de singularidad. Cada edición ha estado dedicada a una temática específica, con la peculiaridad de que ha huido de los convencionalismos.

Ahora, la Diputación Provincial de Huesca, su promotora, ha anunciado que una empresa externa se encargará de la gestión de la programación, la comunicación, las infraestructuras y la hostelería del Auditorio de Lanuza, el escenario nuclear del festival, mientras seguirá asumiendo las actividades gratuitas en Sallent. Las exigencias de las nuevas normativas de contratación, que dificultaron sobremanera la última edición, han motivado esta decisión de la corporación altoaragonesa cuyo objetivo no es otro que el de salvaguardar Pirineos Sur y su esencia, por más que las limitaciones presupuestarias puedan en algún momento inducir la reducción de los conciertos. Externalizar la planificación y ejecución, como se ha constatado en otros eventos en la provincia, no sólo no es un drama, sino que debe ser una garantía de continuidad y de evolución.