Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Las 1.350 razones para creer

La Gala de las Pajaritas, la que pone el colofón al Concurso de los Altoaragoneses del Año, estuvo rodeada en esta 34 edición por sensaciones encontradas. Por un lado, la tristeza por la pérdida de personas como Mariano Bergua, Antonio Torres o Antonio Gutiérrez, rápidamente reconvertida en la sonrisa con el recuerdo de sus modélicas vidas y ese cierto mandato implícito que entregan unos seres humanos tan comprometidos y tan edificantes como ellos. Por otro, la satisfacción de constatar, otro año, que hay al menos cuarenta personas y colectivos con méritos más que suficientes para ser no sólo reconocidos, sino aplaudidos por sus conciudadanos de las diez comarcas y de los más de doscientos municipios. En realidad, eran todos los que estaban aunque no estaban todos los que eran, porque el listado de candidatos cuando el jurado procede a nominar es mucho más extenso.

De paso, esta comprobación nos ayuda a dimensionar tanto la razón de ser de DIARIO DEL ALTOARAGÓN como la capacidad que tiene nuestra provincia, bien vertebrada y estimulada -labor en la que los medios de comunicación tenemos un papel crucial-, de desarrollar maravillosos proyectos, ideas magistrales, equipos en el mejor sentido del término, progreso a través de la conjunción de voluntades en los entornos laborales y un universo de solidaridad gracias tanto al esfuerzo como al conocimiento. Con los de ayer, son ya 1.350 los premiados en los Altoaragoneses del Año, un guarismo tan fabuloso que contribuye a elevar la autoestima y recubrirse de confianza para afrontar los retos del futuro de un territorio que compite sin complejos, con recursos humanos limitados en número pero valiosísimos en calidad y con un potencial fuera de lo común. Ese chute de energía es el que nos debe guiar todo el año. Hasta la 35.