Opinión
Por
  • PEDRO GARCÍA

El trigo y la cizaña

Ser cristiano pasa por asumir que el trigo y la cizaña crecen juntos y que mientras llega la siega hay que intentar no perder el centro de la fe. Esto es: se trata de vigilar, de esforzarse por purificar, de asumir los pecados, de levantarse tras el fracaso y de dejarse iluminar por el misterio de la Encarnación. La vida puede más que la muerte, la luz puede más que la oscuridad, el bien puede más que el mal. Y la Navidad lo manifiesta. Los graves males cometidos por algunos jamás ocultarán todo el bien que la Iglesia realiza en el mundo.