Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Incertidumbres presupuestarias

Los Presupuestos Generales del Estado, como todos los documentos académicos de cualquier institución, han de estar preservados por las certidumbres, en primer lugar la de su aprobación, en segundo la de su viabilidad. No resulta sencillo aventurar, en los presentados ayer por el Gobierno Sánchez, si pueden ser llevados a efecto y, en tal caso, si son realizables. La complicada realidad aritmética parlamentaria demanda una extraordinaria labor de negociación con los distintos grupos que puedan complementar los escuetos 84 escaños del Partido Socialista. El mosaico de las opciones que apoyaron la moción de censura no es fácil de conjugar en sus aspiraciones, sobre todo cuando algunas de éstas no se compadecen con criterios económicos, sino identitarios. Es evidente que Pedro Sánchez se ha trabajado en este sentido con interés a la parte catalana, en la actualidad la más difícil de contentar, sobre todo por la presión que sufren en torno a la situación de los políticos presos y de los fugados. Una fuerte subida en las inversiones satisfaría en otros tiempos a quienes, con todos los colores en Moncloa, argüían sentido de Estado para la gobernabilidad, ocultando los verdaderos intereses que no eran sino económicos.

Pero estos presupuestos tienen otras dos inquietudes difíciles de resolver, aunque el aumento del gasto social sea bienintencionado. Por un lado, las posibles insatisfacciones en las comunidades que no reciban tantas complacencias-consignaciones. Y, por otro, en el caso de una aprobación de las cuentas, el ajuste efectivo de los ingresos a las estimaciones, porque una cuestión es elevar los impuestos y otra fiar al crecimiento de la economía un caudal de recaudación para el Estado. En cualquier caso, en tal materia, el tiempo es el que da y quita razones y zozobras.