Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

El frío y el calor

Un año más se ha celebrado en el metro de Nueva York el "Día sin pantalones y sin faldas", desafiando temperaturas a bajo cero. Dicen sus protagonistas que es una forma de divertirse. Pues extraña diversión la de pasar frío. Esto se repite desde el año 2002, organizado por una plataforma de comediantes, y es que hay ideas que se contagian aunque sean absurdas. En otras ciudades del mundo han copiado la idea, no así en España, cosa extraña. También estos días hemos visto en los medios de comunicación a gente de todas las edades bañarse en el mar a muy bajas temperaturas. Los hay que practican el baño todos los días del año, indiferentes a las inclemencias del tiempo. ¿Es divertido el frío Se llama "psicrófilos" (procedente del griego, algo así como amantes del frío) a los organismos capaces de vivir a temperaturas inferiores a 5 grados centígrados. A veces se llaman "criófilos" (amantes del hielo) o "psicrótrofos" (crecen en el frío). Algunos de esos organismos solemos tenerlos en el frigorífico: el moho, un hongo que contamina frutas, verduras y hortalizas. Estas personas que se bañan en aguas casi heladas o heladas se asemejan a esos organismos amantes del frío. Pero todavía hay amantes mayores del frío. La "psicrofilia" es una parafilia, quienes la padecen sienten una gran excitación al ver a personas pasar frío o incluso la estimulación sexual y la consecución del orgasmo dependen del frío. Parece ser que en el mundo hay más personas a las que les gusta el calor que el frío. Sin embargo, algunos estudios científicos aseguran que en invierno somos más felices que en verano, pues estamos más despiertos y tenemos más capacidad para tomar decisiones, mientras que el calor nos aletarga y hace más difícil pensar. Esto no se corresponde con las imágenes de playas atestadas de gente feliz en verano, amantes del mar, del sol y de los chiringuitos playeros. Dicen esos estudios que hay más aficionados al calor por las vacaciones y porque somos menos productivos en verano, cuando nos aletargamos y por eso necesitamos tomarnos un tiempo libre. De todas formas, nos guste más el calor o el frío, ni el uno ni el otro, siendo extremos, son buenos para la salud. Con frío aumenta el riesgo de un infarto, las enfermedades y la depresión estacional. Con calor descansamos peor, tenemos más riesgo de deshidratación y somos más irritables y agresivos. Como en todo, en el término medio está la virtud.