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Muestra de Biescas, el prodigio está en la voluntad

Cuando los actores de Carabau Teatre se enfrenten, telón abierto, a la sala del Centro Pablo Neruda de Biescas, tendrán a la vez el reto de ratificar el virtuosismo interpretativo que les condujo al triunfo en la sexta edición y de demostrar que la versatilidad constituye uno de los valores de las mejores compañías, de los más talentosos actores, de las más ingeniosas actrices, de los directores más audaces, de los escenógrafos más imaginativos. En realidad, toda la Muestra de Teatro Amateur de Biescas, que sopla su séptima vela, es un prodigio de la diversidad, pero sobre todo lo es de la voluntad. De los titubeantes primeros pasos de una organización que se agarró con humildad al compromiso de establecer un acontecimiento de primer orden en una villa con un gran arraigo cultural, se ha pasado a disponer de una maquinaria de precisión milimétrica -si así se puede concebir en algo tan impredecible y subjetivo como es la expresión y el espectáculo- que selecciona entre decenas y decenas de propuestas los mejores grupos y las obras más atractivas.

El reflejo más evidente de que la Muestra progresa adecuadamente es el magnífico nivel de los participantes en el concurso, aspirantes a tomar al final de este ciclo invernal el entorchado que portan los valencianos. Sobre las tablas, van a desfilar exponentes de la comedia y del drama, que compartirán hilarantes momentos y angustiosos instantes, en un intercambio de intenciones y de ánimos entre los protagonistas de la representación y el patio de butacas, en el que el conocimiento no empece para vivir un universo de emociones. El éxito global está, de antemano, asegurado. Ahora, resta tan sólo disfrutar, aprender, adquirir sensibilidad y conciencia, beber de las fuentes del teatro, que son los manantiales de la realidad.

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