Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Lecciones en medio de la angustia

Todo ser humano con una mínima sensibilidad ha de estar angustiado ante el rescate del niño Julen en el pozo que lo engulló en Totalán. Ha pasado ya una semana desde el aviso del horrible accidente y las esperanzas de que sea recuperado con vida todavía no se han desvanecido por más que el tiempo camina fulgurante en contra de la ilusión.

Dentro de esta desesperación, que no desesperanza en el momento de escribir este artículo editorial, cuando todavía restan unos metros para llegar a la altura en la que manualmente abrir una galería horizontal hasta donde se encuentra el menor, el caso nos está ofreciendo algunas lecciones que conviene extraer con la misma energía con la que se han sucedido los trabajos. Una de ellas es que reconforta el torrente de solidaridad que se abre ante un drama de estas características, cada uno desde su lugar, desde su puesto, con el aliento puesto en impulsar la acción de quienes denodada e incansablemente están en el escenario del suceso. Otra, que la conciencia traspasa fronteras, como queda constatado con los recursos que, desde toda España y más allá de nuestro país, han destinado entidades públicas y empresas privadas con el objetivo de salvar una vida.

La tercera, ante la que hemos de reflexionar, es que la naturaleza es una madre amantísima que hemos de cuidar, pero también es enormemente rocosa y esconde misterios que nos han de hacer dimensionar nuestras posibilidades y nuestras carencias. Decía Julio Verne que podemos desafiar las leyes humanas, pero no podemos resistir a las naturales. De ahí no sólo el respeto en el sentido de preservación, sino también en el de prevención. El caso de este pequeño ángel nos lo enseña, mientras enviamos energía a ese corazón que todos deseamos palpite. Horas cruciales.