Opinión
Por
  • CARMEN TRASOBARES LÓPEZ

Código ético

La pertenencia a la formación morada implica un compromiso ético con los valores centrales de la iniciativa que deben de suscribir obligatoriamente las personas que quieren participar en ella.

Se trata, en efecto, de un código ético de quince puntos especificados con claridad meridiana, para la construcción de una sociedad más justa en las que todas personas seamos más libres.

Pues bien, concretamente en el punto E del apartado XI del mismo, aparece el inmediato compromiso de renuncia al cargo público, al cargo interno o a cualquier candidatura a dichos cargos, en caso de ser procesado o condenado por las faltas o delitos contra los derechos de los trabajadores.

Pero, hete aquí que el tercer mando de dicha formación parece ser de otra galaxia, ya que pese a que el Juzgado número 2 zaragozano le ha ratificado la sanción impuesta por la Seguridad Social, por la contratación irregular que en su día hizo de su asistente personal, ni ha renunciado a su cargo, ni -lo que es peor- lleva intención de hacerlo, al seguir convencido de haber obrado conforme a la Ley.

Y es que no hay mejor prédica posible que la práctica con el ejemplo, más que con las palabras.