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  • Diario del Altoaragón

Plástico, prueba del algodón

Una de las grandes pruebas del algodón de la conciencia ecológica en nuestro país es el consumo de plástico. El cobro de cada bolsa en un supermercado o en una tienda de cualquier sector llega en muchas ocasiones indefectiblemente acompañado de una mueca de desaprobación por parte de no pocos clientes. En la característica línea de pensamiento desconfiado, muchos tienden a considerar que se trata simplemente de una excusa para hacer caja, en un pretexto de la administración para recaudar y en un capricho de los organismos europeos, que han decretado la fecha de 2021 como tope para su eliminación. Sin embargo, sería necio quejarse de una abrupta imposición, y es que la implantación de esta norma ha sido progresiva para concienciar primero y poner precio después. En realidad, es el principio comunitario de que el uso de cualquier materia que contamine habrá de ser abonado por los autores de las acciones o por los emisores de esos productos.

A dos años de la prohibición definitiva de las bolsas de plástico, España recoge y recicla prácticamente 14 kilos por habitante y año, mientras la provincia de Huesca eleva ese guarismo hasta más de 26. Esta ventaja no es baladí, sino que representa la seguridad de que nuestro territorio tiene una sensibilidad importante para la sostenibilidad en todas sus actividades y para la definitiva supresión de un material indiscutiblemente dañino para el medio ambiente, como lo acreditan todos los estudios científicos de su paulatina degeneración y total anulación de todos sus efectos. No faltan ya alternativas que hemos de aprovechar en nuestras compras, y anticiparse al cerrojo final no sólo será muestra de educación, sino que esta preservación nos ayudará a optimizar la integridad de nuestra tierra para nuestro disfrute y el de generaciones venideras.

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