Opinión
Por
  • CONCHITA DEL MORAL HERRÁNZ

Hacer hogar

La familia es un célula abierta al servicio de la sociedad de ahí la importancia que se debe dar a ésta.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica "La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad".

Por eso el amor de los cónyuges ha de ser recíproco, dar y recibir, pues si uno ama al otro no hay problema, pero si cada uno va a su bola, empieza el desbarajuste. Es que el amor verdadero no es novelero, es pensar en el otro e ir todos a una, no ser egoístas; como decía William Bennett: "La familia es el primer y mejor Ministerio de Sanidad de Educación y de Bienestar Social" y vemos que es así; pues en una familia bien unida por amor se dan estos factores. A cada miembro se le atiende en sus necesidades, se le cuida en sus enfermedades poniendo todos los remedios oportunos, se esfuerzan por recibir la formación apropiada para ser personas trabajadoras, verídicas, leales, etcétera, en definitiva se da amor.

En toda familia puede haber problemas y contrariedades pues somos humanos y no somos perfectos, pero si hay diálogo, comprensión, humildad para pedir perdón cuando por nuestro egoísmo hemos humillado a cualquiera de los miembros de la familia no pasa nada, hacemos las paces y vuelve a reinar la alegría. En la familia se descansa a gusto, se divierte y desea llegar a casa después del trabajo. Y volviendo al principio recordando una antigua canción. "Es que el amor más que en pedir, está en dar".