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Lindano, un gran desafío medioambiental

El lindano constituye una metáfora de la desafección que, durante muchas décadas, ha producido el combate contra la contaminación mediante la utilización de productos sostenibles y prácticas de preservación medioambiental. Casi tres lustros estuvo Inquinosa generando el pesticida en Sabiñánigo, para comercializarlo y, de paso, dejar un reguero de efectos negativos sobre las aguas y sobre los recursos naturales del entorno. En la memoria, queda una cierta sensación de impotencia por la ausencia de sanciones no ya ejemplares, sino justas desde el punto de vista del sentido común, que es aquel que ha acuñado el concepto de la Unión Europea de que, el que contamina, paga las consecuencias.

Habida cuenta que el daño no va a ser reparado como nos gustaría al común de los aragoneses, contemplando además que ha habido una cierta negligencia en la vigilancia de las repercusiones de su esparcimiento por ríos y tierras, no queda otra que continuar en la lucha contra la polución por el lindano, llamada a encontrar una solución eficiente con el laboratorio que se erigirá en una gran referencia internacional para la investigación de contaminantes perdurables, no sólo para este material. Han gastado las administraciones a las que contribuimos todos los ciudadanos nada menos que 63 millones en 26 años, pero la voluntad de todo el entorno de Sabiñánigo y de todo Aragón es acabar con una pesadilla que nos ha enseñado muchas lecciones, entre ellas la relevancia de actuar diligentemente, la necesidad de respaldar la investigación que derive en aplicaciones eficaces y el compromiso de todos para eliminar hasta el más mínimo atisbo contaminante. El lindano ha sido y es un desafío medioambiental, y ha de ser el cimiento de una oportunidad del conocimiento.

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