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  • Diario del Altoaragón

Inversión para modernizar regadíos

La responsabilidad de los dirigentes, de los agentes económicos y sociales, de los representantes de organizaciones y de los vertebradores de opinión consiste en ofrecer la máxima precisión a la hora de dimensionar cualquier de sus intervenciones públicas. De la misma manera, la ciudadanía debe demandar el mayor rigor para acabar con los estereotipos y las generalizaciones, ya que el prejuicio es el origen prácticamente irreversible de la injusticia.

Algo de esto ocurre en los clichés que se establecen con uno de los sectores que, con total seguridad, más ha aportado a este país y al conjunto de los españoles, como es el de los profesionales agrarios y, particularmente, los regantes. Implicarse en la tarea de generar alimentos es tan sustancial para el planeta que es incomprensible la falta de simpatía que, desde determinados círculos, acompaña la visión sobre la gente del campo, que determina siempre, además de los cauces para establecer las condiciones de vida más dignas de sus familias, de sus pueblos y de su comunidad, la fórmula para que la productividad redunde en el interés general. Ancestralmente, el agro ha sido un espacio para la innovación y para la creación, y es que, de hecho, en su esencia es una acción prodigiosa al extraer de la tierra los frutos más propicios y más saludables en la nutrición humana.

Pero es que, además, cuando se anuncian inversiones -tales son, que no gasto- institucionales en la modernización de regadíos conviene saber que los propietarios de las explotaciones agrarias son los que aportan unas cantidades extraordinarias para optimizar la apuesta de las administraciones y para engendrar el espacio más virtuoso. Los 83,5 millones anticipados ayer por el Seiasa reportarán réditos importantes a nuestra tierra. Muy loable.

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