Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La Constitución es la "biblia" de los demócratas

En un país cimentado sobre el Estado de Derecho, la ruptura dentro del entramado de los partidos que sostienen en su ideario la democracia que de él emana representa un inquietante escenario. No puede ser, no debe ser. La Constitución es la auténtica "biblia", en el sentido no sacro del término, de los demócratas. De hecho, la Carta Magna española admite esta verdad apodíctica porque estableció hace cuatro décadas los mecanismos precisos para adaptarla a los tiempos sin que sea preciso vulnerar su espíritu ni la voluntad de los ciudadanos.

Los independentistas catalanes, una hidra de varias cabezas en las que el desvarío alcanza sus cotas infinitas en la personificación en Torra, han conseguido en las últimas horas convertir lo que hace poco más de un año era unidad de las fuerzas constitucionalistas frente al desafío separatista en una división preocupante y, para el sentido común, incluso deprimente. Al desvelar las 21 condiciones que el presidente de la Generalitat puso sobre la mesa a Pedro Sánchez, consiguieron la carga de dinamita que precisaban para hacer saltar por los aires la imprescindible conjunción de esfuerzos para que España no pierda su condición de uno de los países más fuertes de Europa y del mundo precisamente desde la suma de sinergias virtuosas entre sus regiones.

El hilo de la comunicación entre PSOE, PP y Ciudadanos, las formaciones que arroparon un 155 que fue y es mejorable, se ha destrozado y las consecuencias son impredecibles, tanto como difusas las figuras terminológicas que, de no ser por la gravedad de la situación, rozan el ridículo y la irrealidad en una nación moderna y sólida. Ceder a la desunión que auspician los enemigos del país es una irresponsabilidad que el sentido común y la reflexión no pueden admitir.