Opinión
Por
  • ANTONIO NADAL PERÍA

Tortugas

Asombroso que para un diario de tirada nacional sea noticia de portada la supuesta denuncia al político Toni Cantó por tener 40 tortugas en su casa, como si no hubiera cientos de noticias más importantes en nuestro país y fuera de él que destacar. Dentro del mencionado diario se dedican dos páginas a la noticia, o les faltan colaboradores con información e imaginación o son ganas de incidir en lo superfluo. Que Toni Cantó sea amante de las tortugas no deja de ser una anécdota que a nadie incumbe. Tal vez además, le preocupe su desaparición y quiera participar en la conservación de unas cuantas especies. Ya hace unos cuantos años que algunos investigadores denunciaron que ni los conservacionistas ni la opinión pública en general reconocían la difícil situación de las tortugas. Las tortugas, ignoro por qué razón, siempre han tenido difícil la existencia. Un investigador de la Universidad Nacional Australiana reveló que los antiguos habitantes de la Polinesia Francesa sacrificaban tortugas marinas en ceremonias y rituales vinculadas a sus antepasados y a la fertilidad. Nos parece que las tortugas son unos bichos misteriosos, feos y poco sensibles, pero tienen sus admiradores (no sólo Toni Cantó), son pacíficas y tranquilas. A la contra, hay personas que tienen fobia a los reptiles, pero la tortuga, aunque es un reptil, no provoca dicha fobia, conocida con el nombre de "herpetofobia", por su carácter pasivo. Como mascota necesita unas cuantas atenciones que no todo el mundo le proporciona por ignorancia o dejadez. Pueden sufrir estrés, resfriados, estreñimiento, diarrea. "La tortuga puede hablar más del camino que la liebre", dijo un poeta libanés. Hace unos años que en Murcia se detectan casos de reproducción de tortugas en el litoral español, sobre todo en las playas de Cartagena, y la Dirección General de Medio Natural puso en marcha el verano pasado la Red de Voluntariado de las Tortugas Marinas en la Región de Murcia, en la que colaboraron ayuntamientos y asociaciones de ecologistas y de vecinos para tratar de localizar a primera hora de la mañana alguno de estos nidos antes de la afluencia de bañistas. Deberíamos aprender los humanos de las tortugas, protegernos con un duro caparazón de las adversidades y tomarnos la vida con más tranquilidad, no correr en pos de objetivos que no merecen la pena.