Opinión
Por
  • JOSÉ MORALES MARTÍN

La responsabilidad de los gobernantes

Ciertamente, la clase política no es la más valorada en los tiempos que corren. Influye la capacidad, no de resolver problemas, sino de generarlos donde no los hay. Muchas crispaciones y conflictos surgen de errores de gobernantes, desde los líderes de las grandes potencias a las autoridades locales del último rincón del mundo. Lejos de ser constructores de la paz y la concordia -la "tranquilitas ordinis" que hizo famosa Agustín de Hipona-, son con demasiada frecuencia sembradores de inquietudes y odios.

Basta ser un buen deportista -no digamos si lo suyo es el baloncesto- para proclamar que "para gobernar bien hay que poner sobre la mesa la cabeza, no las vísceras". No pocos problemas en la "res publica" derivan de haber sustituido la clásica "ordinatio rationis" por la voluntad general, que puede, incluso, convertir la democracia en autoritarismo sin apenas límite. Sin regresar al siglo pasado en Alemania, basta pensar en la que ha organizado con el Brexit una exigua mayoría de votos en un referéndum.