Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Causa especial 20907/2017

Jirki Katainen, vicepresidente de la Comisión Europea, explicitó desde la distancia la confianza plena en el sistema legal de España y la convicción de su institución de que, como sucede en todo Estado de Derecho, la separación de poderes funciona. Apeló el finlandés, con una firmeza que no siempre se aprecia en algunos acomplejados o tendenciosos, a la necesidad de preservar el orden constitucional. En ese punto de la cuestión, recordaba la providencial intervención del rey Felipe VI el 3 de octubre de 2017, cuando en medio de un cierto marasmo denunció la fractura que se estaba generando en Cataluña y adujo que el de la Carta Magna es el único camino posible en el devenir de la política española.

Causa Especial 20907/2017. Su carácter extraordinario no empece para que, en realidad, estemos ante un juicio con todos los mecanismos que establece la ley y con la principal excepcionalidad de que la transparencia se expresa en la retransmisión a través de televisión y de internet. De ahí que, probablemente, los letrados de los doce encausados por los sucesos en torno al 1 de octubre se entregaron a la práctica de la sobreactuación, conocedores de la audiencia que la expectación les otorgaba para sus alegatos, en los que incurrieron en la incoherencia de pretender un presunto fracaso del Estado de Derecho que, precisamente, les permite lanzar estas argumentaciones y otorga a sus defendidos todas las garantías frente a las imputaciones de rebeldía, sedición y malversación. No es un proceso general contra el independentismo, a pesar de que, efectivamente, el separatismo no cabe en la Constitución, sino un juicio por unos hechos en los que los acusados y los prófugos como Puigdemont dinamitaron las bases de la convivencia en busca de un imposible. Al final, todo quedará en la vara inflexible pero equilibrada de jueces ecuánimes.