Opinión
Por
  • ÁLVARO BLANCO PUYAL

Salud pública

He estado ingresado recientemente en el hospital San Jorge de Huesca, he disfrutado de una operación de próstata. Y digo disfrutado, no padecido, por dos razones: la primera es que esta dichosa pizca me estaba haciendo sufrir y ahora me he quedado en la gloria. La segunda razón es que todas las personas que me han atendido durante el proceso lo han hecho con la eficiencia, delicadeza y simpatía que tanto bien nos hace a los que pasamos miedo en estas circunstancias, a pesar de su evidente e injusta sobrecarga de trabajo. He comprobado, además, que no es cierto que en el hospital la comida sea mala, Reyes y las demás personas de cocina nos hacen platos saludables y gustosos. Debemos ser humildes y agradecidos. Yo estoy ahora aprendiendo a serlo. Ojalá los malos gobernantes -últimamente parecen serlo todos-, no consigan cargarse la sanidad pública.