Opinión
Por
  • ANTONIO VALDÉS PALACIO

Los dos desengaños de la nueva Ley Hipotecaria

Previo a este artículo, publiqué en este diario uno en el que elogiaba los buenos pasos que iba dando la nueva Ley Hipotecaria, pero al recabar más información me he dado cuenta de que hay dos aspectos trascendentales que se han pasado de largo y se cantean a favor de los bancos descaradamente.

El primero de ellos es cómo se enfoca en esta normativa la responsabilidad hipotecaria. Al firmar una hipoteca no sólo se responde con el bien en sí que se asegura la entidad financiera sino que se va más allá y si el mismo no cubre la cantidad por la que se ha concedido el préstamo el deudor responde con el resto de sus bienes y futuros o lo que se denomina responsabilidad universal.

De esta manera sólo se contempla la dación en pago voluntaria por el banco y no obligatoria. Con todo el dinero que ha concedido el gobierno a fondo perdido y la Unión Europea en préstamos a los bancos para reflotarlos es vergonzoso que con esta ley no se aplique como en otros países el verdadero concepto de hipoteca como derecho real.

Por otro lado no se descarta la posibilidad de hacer desahucios con la alevosía de que no se garantice un derecho de habitación al ser humano, que parece esta situación y que tal y como se entiende la ley no es obligatorio. O sea que se puede quedar en la calle el propietario convirtiéndose en uno más de los sin techo de este país. Yo ya no sé ni qué decir ante estos dos casos de injusticia total por parte de los legisladores. Y es que la balanza de nuestra patria siempre se decanta a favor del gran capital y en contra del pueblo. Lo que parecía ser una ley para modernizar las estructuras hipotecarias de manera que los ciudadanos se lanzaran a comprar una vivienda vuelve a encontrarse con estas dos trabajas que dan miedo a la hora de comprar tan sólo un pequeño piso y, que si por c o por b, se te cruzan las cosas te quedas en la calle y con deudas. Cuál es el egoísmo de unos pocos que quieren devorar todo el país para ellos convirtiéndose en los señores feudales del siglo XXI y que tienen metido en su bolsillo todo el capital y todas las influencias para que todo sea de ellos y todos les brindemos pleitesía por el temor a perderlo todo, que no es nada si caemos en desgracia porque se lo quedan todo por casi nada. Que Dios los pille confesados porque va a salir mucho humo cuando vayan al infierno.