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  • Diario del Altoaragón

28-A, 26-M, oportunidades y esperanzas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció elecciones generales para el 28 de abril. Quizás sea el mal menor. Se nos ocurren muy pocas ventajas para el saturado tejido electoral de la concurrencia en cuatro semanas de dos citas con las urnas en las que se eligen diputados, senadores, parlamentarios autonómicos, concejales y eurodiputados, sin contar con las fórmulas indirectas de diputaciones o comarcas. Habrá que confiar en que la campaña que va por delante no deje ni desencantos ni pasiones desenfrenadas que erosionen la determinación del contribuyente de escoger a los representantes de las instituciones más próximas. Pero lo cierto es que, tal y como se había puesto el panorama, con un ejecutivo con 84 escuetos respaldos, sin presupuestos y con el gran volcán catalán, la demora se antojaba imposible.

Están desaprovechando los principales líderes del sistema que ya no es cuatripartito, sino pentapartito y con la emergencia siempre interesada de los nacionalistas pescadores, la gran oportunidad de demostrar altura de miras en el más "churchilliano" sentido: el político se convierte en estadista cuando piensa en las próximas generaciones y no en las elecciones inmediatas. La dificultad para el acuerdo, la invidencia de los reales problemas de los ciudadanos que, no en vano, son los del país, la pasión tuitera que arruina la reflexividad, la evasión de los pensamientos bien elaborados y de las decisiones meditadas y, sobre todo, la aversión a la audacia para poner el foco en lo sustantivo representan los principales obstáculos para la estabilidad y los escollos más graves para la consolidación del Estado de Derecho y del bienestar. Tienen en sus manos la Constitución, la mejor herramienta del progreso. Tómenla de una vez sin complejos ni ventajismos. Y nos darán una esperanza y muchas razones.

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