Opinión
Por
  • ENRIQUE SERBETO

La segunda vuelta de las elecciones generales

La segunda vuelta de las elecciones generales
La segunda vuelta de las elecciones generales

Había pensado hablar de elecciones esta semana. Pero no las que ha convocado el inefable doctor "cum laude", sino las europeas, municipales y autonómicas, que serán en el mes de mayo. Son unas elecciones muy importantes y sobre las que pediría a cualquiera que me quiera hacer caso que las mire con especial atención. Sobre todo a la hora de decidir qué papeleta se introduce en la urna europea. Y no lo digo porque yo pase mucho tiempo en Bruselas, sino porque creo que en este mundo globalizado Europa es nuestro mejor punto de referencia, la mejor garantía de estabilidad, democracia y prosperidad. Habrá quien crea que exagero, porque no hay vida perfecta y todo el mundo puede pasar por una mala racha, pero desafío a cualquiera a que me diga en qué otra parte del mundo piensa que viviría mejor que en Europa. Y les animo precisamente a que no escuchen a aquellos que dicen que la Unión Europea no es más que una secta de burócratas que se pasan el día discurriendo cómo pueden complicarnos la existencia. Todos esos que no callan diciendo que la situación es catastrófica, que la política de austeridad ha arrasado con el estado del bienestar y que ha creado una situación en la que por primera vez en la historia nuestros hijos van a vivir peor que sus padres. No les hagan caso, porque mienten. Digan lo que digan esos atrabiliarios profesionales, la realidad es que el mundo no ha dejado de mejorar y nosotros los europeos, además, vivimos el periodo más largo de la historia sin guerras, que es lo que no pueden decir ni en Oriente medio, ni en Asia Central ni en África, ni en una larga lista de zonas del mundo en las que la violencia, la ausencia de instituciones o la corrupción pesan de verdad sobre la vida diaria. Y eso de que nuestros hijos van a vivir peor que nosotros, es una de las mayores trolas que se han creado y un ejemplo de libro de lo que es una "fake news", porque nuestros hijos no viven ahora peor de como vivimos nosotros a su edad, ni mucho menos, y nadie sabe cómo vivirán ellos cuando lleguen a los cincuenta. Los que dicen que todo lo que tenemos es un desastre, a pesar de que los hospitales, las escuelas, los aeropuertos, los trenes o las carreteras siguen funcionando perfectamente, son los únicos que están poniendo en riesgo todas estas ventajas que disfrutamos España y en Europa respecto a otras partes del mundo. Cuando hablan de las terribles desigualdades, no se refieren a las que hay entre nosotros los europeos y los africanos o los asiáticos, pero es hacia lo que deberían estar mirando. Hay algunos que dicen que habría que irse de la UE y no son capaces de ver las terribles tribulaciones que están pasando los británicos por haberles hecho caso precisamente a ellos. Otros no se atreven a tanto en público y dicen que lo que quieren es "otra Europa", que no es más que una formulación diferente pero con el mismo objetivo. Ignórenlos, por favor.

Pero vivimos estos tiempos extraños en los que se hay abierto paso un pensamiento desquiciado que pretende que hay que arrasarlo todo en nombre de no se sabe qué utopías, en la deliberada ignorancia de que la Constitución de 1979 y la pertenencia a la Unión Europea nos ha dado el periodo de mayor progreso, estabilidad y libertad de nuestra historia. Y este personaje que nos ha tocado soportar en La Moncloa se ha tenido que rendir a la evidencia de que no se puede gobernar si dependes del apoyo de todos los que solo están pensando en destruir todo esto. El último de sus desaciertos ha sido encadenar las elecciones generales de manera que las europeas no serán europeas, sino seguramente la segunda vuelta de las legislativas. Aun así, el 26 de mayo, no se olviden de lo que les digo. Y el 28 de abril, en las generales, tampoco.