Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Aprender la asignatura de la diversidad

El Día Internacional del Síndrome de Asperger puso en valor las cualidades, capacidades y características de las personas con este trastorno y la contribución de sus familiares para evitar que la diferencia se convierta en discriminación, sea de palabra, de obra o incluso de pensamiento, porque al final los hábitos brotan desde la interiorización acertada o equivocada de los conceptos vitales.

Huelga recurrir a las infortunadas y profundamente equivocadas expresiones que un conocido periodista profirió en torno a una discapacidad, pero más lejos de tan inapropiado comportamiento cada ciudadanos tiene la obligación ética de mejorar sus manifestaciones conductuales en todo momento. La apelación a la intención más o menos positiva como excusa de nuestro errático uso del lenguaje no sirve, porque en una sociedad madura la asignatura de la diversidad resulta imprescindible si queremos construir atmósferas humanas de equiparación de oportunidades y de igualdad.

Las personas con el espectro de Asperger sostienen ciertas dificultades en las relaciones sociales, en la comunicación y en las adaptaciones a los cambios, pero sobresalen por sus importantes habilidades y actitudes para las nociones científicas y matemáticas, para la retención memorística y también para el despliegue de determinadas artes.

Sirvan estas convicciones para escapar de los estereotipos que vienen de fuentes a veces poco rigurosas y, sobre todo, para percibir que hemos de mirar a los ojos de la diversidad con una naturalidad ineludible. Todos somos ciudadanos plenos de derechos, con nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Y, si así lo comprendemos, habremos ganado mucho terreno para una convivencia universal.