Opinión
Por
  • Diario del Altoaragón

Libreros en riesgo de desaparición

Una de las premisas que habrían de impartirse en cualquier lección sobre política es que los representantes institucionales han de valorar las consecuencias de sus actos antes de acometerlos. De lo contrario, los efectos indeseados pueden reportar muchos más perjuicios que los presuntos beneficios.

La decisión de la Comunidad de Madrid de poner en marcha un programa de préstamos de manuales de texto para escolares pone en jaque al sector de los libreros, que presagian el cierre de quinientos establecimientos como consecuencia de esta medida. Partimos, no sólo las administraciones sino también los padres, de un concepto equivocado en torno a los libros, que son una inversión en cultura de nuestros hijos y no un mero gasto. No implica que no haya que comprender y actuar ante las necesidades de familias de apoyo por sus carencias. Y es más, una justa reivindicación sería la de financiar cuanto fuera preciso para solventar las escaseces de los menos favorecidos, sean de material escolar, sean de manutención o de nutrición. Sin embargo, la determinación de favorecer indiscriminadamente la gratuidad deviene en injusticia y en desigualdad, justamente en una cuestión especialmente sensible.

El gremio de los libreros debe ser un colectivo a proteger. De sus tiendas, emana sabiduría, cultura, valores y virtudes. Sus consejos resultan extraordinariamente "rentables" no sólo para sus perceptores, sino para toda la sociedad favorecida por la consolidación de mentalidades abiertas, de conciencias sólidas, de sensibilidades con las que elevar un edificio común fructífero en el que las oportunidades emanen para todos. Cuando muere una librería, desaparece una estrella literaria, se desvanece una esperanza para el conocimiento y para la belleza. Todos elegimos.