Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una huelga revolucionaria sin sentido

Responde a propósitos de subversión política, más que a reivindicaciones de carácter económico o social. Es la definición de huelga revolucionaria, que por tanto podemos atribuir perfectamente al intento de alterar el orden en Cataluña ayer. Una convocatoria insensata, artificial y perfectamente prescindible desde su origen, que no es otro que la pretensión del soberanismo de conculcar los principios básicos de un Estado de Derecho, uno de los fundamentales el ejercicio de la labor de la Justicia con independencia, indiscriminación, garantías para los procesados y rigor. Tan sustantivo es este concepto que el propio Rey Felipe VI lo dejó bien claro anteayer cuando recogió un premio que reconoce su contribución a la convivencia y su apego constitucional: ninguna pretensión de democracia puede estar por encima de la ley.

La huelga de ayer es un verdadero atentado contra la razón, contra la paz y contra la convivencia. Se están acostumbrando los independentistas catalanes a arengar a esos grupos indecentes que colocan y queman barricadas incluso fuera de su territorio, en una excitación irresponsable a seres sin equilibrio ni discernimiento, un batallón que, en una recuperada situación de normalidad a la que se llegará sin duda, representará una amenaza en su reingreso en espacios de coexistencia ciudadana entre personas con opiniones legítimamente diversas y democráticas. Si alguno de los partidos hoy altaneros y provocadores tiene entonces las riendas de la gobernación, seguramente lamentará haber alimentado esta violencia que incomoda la actividad cotidiana y siembra de tensión Cataluña y España. Esta suerte de huelga revolucionaria es la peor senda para la reconquista del entendimiento.