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  • DIARIO DEL ALTOARAGÓN

Razones para remembrar a Félix de Azara

Cuando una tierra ha disfrutado del patrimonio de una eminencia de la sabiduría de Félix de Azara, conviene buscar un punto de complicidad en sus conocimientos legados al territorio para resolver problemas, por más que sean complejos. El naturalista, antropólogo, topógrafo, ingeniero y militar tiró de observación, de estudio, de análisis, de investigación, de rigor y de capacidad deductiva para buscar soluciones a las dificultades de sus tiempos, tal y como reconocen los galardones que ayer entregaba la Diputación Provincial en una suerte de unión entre la sostenibilidad medioambiental que precisa toda acción humanista.

Sin embargo, la evolución de los tiempos demanda respuestas a nuevos desafíos, como los que hoy traemos a nuestras páginas relacionados con los glaciares, que han perdido en el Pirineo un 75 por ciento de su superficie desde 1980. Este goteo exasperante, que reproducimos año tras año y que muestra un retroceso de la condición natural de estos espacios en montaña, es una constatación de que está cambiando el clima, de que las condiciones a las que sometemos al hábitat tiene sus repercusiones y de que es preciso reconocer la gravedad de este panorama para sondear medidas desde una perspectiva científica para recobrar la integridad de escenarios de un gran valor.

Apreciamos los perjuicios que no son caprichos melancólicos, sino que provocan pérdidas en la economía y en la sociedad de los valles y las montañas que las padecen. La campaña de la nieve es un síntoma y los glaciares son otro. Ambos, muy serios y que exigen grandeza de miras y meticulosidad en el diagnóstico y en la aplicación de políticas. No hay mayor sostenibilidad para los seres humanos que la integralidad de la naturaleza. Y hay que pensar en Félix de Azara.