Opinión
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  • DIARIO DEL ALTOARAGÓN

Soñar Sijena 2023

Anque la corriente nos lleva por las aguas que fluyen hacia el futuro con un vértigo vital acelerado por un mundo en varias dimensiones, el conocimiento de la historia nos pone los pies en el suelo y nos devuelve a la realidad de nuestras raíces, que son las que explican nuestra evolución hasta estos días mediante la conjunción de ramificaciones que configuran nuestra personalidad como comunidad. Es más, aprender de los anales y las centurias que nos preceden nos guía por los caminos de la vida con una pericia existencial que evita los tropezones, los sobresaltos y las fallas en el firme sobre el que aposentar nuestro pensamiento. La coherencia es transversal, y no sólo consiste en alinear los conceptos y las acciones, sino también en situar adecuadamente los aconteceres que han dibujado el carácter del territorio y de sus gentes, en nuestro caso el aragonés.

Nos gusta, en medio de la digitalización irrefrenable, tomar nuestra identidad que es el orgullo de pertenencia a nuestro entorno. De ahí que iniciativas como "Soñar Sijena 2023" represente una inexcusable llamada para erigir en su máximo esplendor, en toda su solemnidad, el Monasterio sobre el que se asientan los orígenes de una tierra de reyes y de buena gente, de creadores y de esforzados labriegos, de comerciantes ingeniosos y de artesanos habilidosos, de voluntades capaces de elevar monumentos en los que orar y en los que concurrir en la ambición de prosperar con la idea de que solos podemos cabalgar más rápidos, pero juntos arribaremos más lejos. El proyecto de recobrar la integridad arquitectónica, histórica y artística de Sijena ha demandado titánicos sacrificios, mucha fuerza, justicia y derecho en defensa de una dignidad que es un punto de partida para proyectar al mundo su grandeza. Soñar y actuar.