Opinión
Por
  • LAURA ALÍNS RAMI

Informar en verdad

La cuestión de los abusos sexuales en el seno de la iglesia católica, está siendo en la actualidad tema preferente en los medios de comunicación nacional. La iglesia está tomando medidas para acabar con esta terrible lacra y contra los abusadores, sobre quienes debe caer, por supuesto, todo el peso de la ley. La iglesia habla de arrepentimiento, petición de perdón, reparación a las víctimas, castigo a encubridores.

Por otro lado resulta evidente el énfasis que los medios están poniendo en resaltar estas conductas escabrosas y contrasta con otros silencios flagrantes.

El Obispo Monseñor Munilla, recordaba en un reciente programa radiofónico que de las 45.155 personas que figuran en el registro de personas con antecedentes penales en España por abusos sexuales, sólo 33 son clérigos. Este ínfimo porcentaje no exculpa ni va a ser aprovechado por la Iglesia para defenderse con el "y tú más"; un solo caso sería suficiente para pedir perdón.

Sin embargo hubiera sido deseable que en medio de la polémica, y en honor a la verdad, los medios hubieran anotado este dato, o también el hecho de que ninguna otra institución en España está haciendo un ejercicio de memoria de lo acontecido hace años en esta materia, como lo está haciendo la Iglesia Católica.

Y junto a este silencio tantos otros: Las inmensas portaciones en campo pastoral, asistencial, sanitario, social, educativo, cultural, económico, de las instituciones de la iglesia católica a la sociedad. Las diócesis destinan la mayor parte de sus recursos a las personas más vulnerables; este impacto económico en actividades como inclusión social, apoyo a la inmigración y a la pobreza supera al de la mayoría de las comunidades autónomas. Nada se nos cuenta de las persecuciones y masacres contra cristianos heroicos en muchos países del mundo. Como tampoco de la vida de tantos y tantos sacerdotes honestos dedicados a su labor pastoral día a día – lo cual no tiene nada de extraordinario, es su misión-; ni por supuesto interesan tantos religiosos y misioneros que han entregado su vida para compartirla con los más pobres, enfermos o ignorantes, aún a riesgo de su integridad, en algunos casos, como es el del misionero salesiano recientemente asesinado en Burkina Faso, hecho sobre el que los medios han pasado de puntillas, no sé si para no molestar.

La información es un arte precioso cuando se pone al servicio de la verdad, sin componendas.

Cuando sólo cuenta parte de la verdad corre el riesgo de ofrecer una imagen sesgada y deforme, una imagen engañosa que desprecia la libertad del ciudadano. Porque sólo la verdad nos hace libres.