Opinión
Por
  • ARTURO RAMO

Pensar y vivir

Casi todos los días vemos en la televisión noticias que consideramos malas, que no se deben hacer y también otras ejemplares y positivas que consideramos buenas. Pues bien, la ética (que trata de las costumbres buenas y malas) y la moral estudian los actos humanos desde el punto de vista del bien y del mal.

El hombre tiene dos puntos de referencia que son el conocimiento, con las categorías de verdad y error, y la vida, que se juzga con criterios de bien y mal. El pensar y el vivir son dos dimensiones del hombre.

Cuando Aristóteles definió al hombre como animal racional, afirmó que es propio del hombre el pensar y también tiene la capacidad de juzgar el bien y el mal, lo justo de lo injusto. Esto es lo que distingue al hombre del animal.

La sociedad de Atenas tuvo un desarrollo importante en filosofía, literatura, física, astronomía, medicina, deporte y otras áreas, pero cayó en una grave crisis moral. Sócrates se levantó ante esta situación y se considera el fundador de la ética o moral y llamándola la ciencia de las ciencias. Afirmó que la ética contribuye a hacer al hombre más dichoso. Dice que los diversos saberes y la vida humana serán mejores en la medida en que se practique una vida moral. Cuando ésta decae, no solo se resiente la conducta del individuo sino que entra en crisis el conjunto de la vida social.

Actualmente se constata una alarma en la sociedad ante la caída de los valores morales en muchos sectores de la vida individual y colectiva. Ante la grave situación de corrupción política y de injusticia social y económica que padecen muchas naciones, se comprende la necesidad de una radical renovación personal y social capaz de asegurar la honestidad, solidaridad y transparencia.