Opinión
Por
  • FERMÍN BOCOS

Cortina de humo

Cortina de humo
Cortina de humo

Entre las dos maneras posibles de asumir una derrota política -reconocerla o negarla haciendo como que no pasa nada-, Pablo Iglesias ha optado por la segunda. Debe pensar que el personal no sabe hacer restas y sacar conclusiones de lo sucedido el 28 de abril. Podemos perdió 29 diputados y más de un millón de votos, un tortazo electoral que preludia lo que puede pasar dentro de tres semanas en los comicios locales, autonómicos y europeos.

La noche de autos Iglesias habló (poco) de posibles errores cometidos pero no dijo a qué errores se refería. Ni lo hará. Habría tenido que denunciar la estrategia errática seguida por Podemos bajo su mandato en la cuestión catalana. También habría sido emplazado a explicar las razones de fondo que determinaron el extrañamiento primero y el alejamiento después de líderes tan relevantes en la génesis de Podemos como Carolina Bescansa, Íñigo Errejón o Pablo Bustinduy.

Tampoco habría podido eludir el embarazoso asunto de la compra del chalet de Galapagar, hecho determinante a la hora de explicar la decepción primero y la deserción después de miles de votantes y simpatizantes de Podemos. Iglesias sabe mejor que nadie que ha sido su manera patrimonialista de conducir Podemos la causa principal de los errores que han llevado a la derrota el 28 de abril. Derrota que trata de disimular creando una cortina de humo con las supuestas negociaciones con Pedro Sánchez para entrar a formar parte de un gobierno de coalición. Extremo desmentido por José Luis Ábalos, ministro en funciones y secretario de organización del PSOE. Al servicio de ese relato de distracción que tiene como objetivo superar pantalla a la espera de que el personal se olvide de la derrota y sus causas, Iglesias, a través de Irene Montero, ha llegado al extremo de avanzar nombres de posibles ministrables a sabiendas de que en La Moncloa ni están por la labor ni se les espera.

Pero las televisiones afines repiten una y otra vez la especie creando una burbuja de conjeturas que favorece el objetivo de Iglesias. Cosa diferente son los planes de Pedro Sánchez. Necesita allegar apoyos suficientes en una primera vuelta para su investidura o en su defecto, abstenciones que la permitan en segunda vuelta. En el nuevo Congreso puede hallar apoyos alternativos a Podemos. Iglesias lo sabe y por eso amenaza con votar en contra de la investidura. No sería la primera vez. Me consta que Pedro Sánchez no lo ha olvidado.